¿Serían distintos antes? Seguramente alguno de tus mayores te habrá hablado de los guardiaciviles, como tipos normales, buenos o jodidos que interactuaban con la sociedad con un bufo en la canana y una chapita de la Seccional. Lo cierto es que desde la dictadura no resulta fácil, en general, la interacción con los policías. Siempre sobrevuela el abuso de autoridad, la peseteada, la discriminación. Todos los que no tenemos el uniforme y no estamos lookeados de corbata y gafas de doctor somos pichis, zurditos, basura. En un fin de semana lo viví en cada espectáculo deportivo, pero podría haber sido en un toque, un choque o cualquier entrevero.
Ayer la tele, jugando a la versión local de Policías en acción, nos hizo ver a un gurí tirado en la calle rodeado de cinco o seis milicos que intentaban reducirlo. En Telemundo pudorosamente tapaban la cara del muchacho, aunque decían que era el hijo de Juan Castillo, a quien unos segundo después se lo veía detenido esposado y verdugueado por el milico de turno, que le metió un cortito bastante terraja. El secretario general del PIT-CNT, quien junto a sus hijos había ido a ver a Rampla, el club de sus amores, fue liberado un rato después y se portó como un duque declarando ante las cámaras, aunque dejó bastante claro que no quería reflexionar en caliente, y que, en frío, sin la calentura de la verdugueada, del viaje en la chanchita con el hijo a la Seccional, sin el palo que le abrió la cabeza al otro hijo, puede venir otra movida.
ME
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