domingo, 5 de octubre de 2008

Engrosa el patrimonio

PEÑAROL GANÓ, GOLEÓ Y CONVENCIÓ
El partido venía cerrado y parejo, pero en dos jugadas Tacuarembó hipotecó el partido. El segundo tiempo fue todo de Peñarol, que acumuló goles, fútbol y presentó en sociedad a Richard Núñez, que pinta para figura.
Porque la primera fue de la visita y fue nombrado Cavallero a salvar la plata del carbonero con una estupenda defensa. Entonces el clima general del estadio, de mayoría manya claro, en seguida tornó a incertidumbre. Y algún pico de presión levantó también una formidable palomita del lateral Alejandro González, que nuevamente encontró al arquero despejando el peligro.
Recién sobre el cuarto de hora apareció Peñarol a fondo, cuando despertó Pacheco y armó junto a Aguirregaray un entrevero por derecha, que derivó en centro para Josema Franco que definió muy alto. Entonces el partido tomó color, y cuando hay color, está Carlos Bueno para ponerle mucho gesto, mucha cara y algo de fútbol. Sus primeros intentos no prosperaron porque se jugó demasiado por la individual.
Encima Tacuarembó no aflojó en ataque. Con Edison Méndez de timón y una zona de volantes que hasta entonces algo marcó, consiguió quitarle protagonismo a Pacheco, y así, a Peñarol todo. Pero al errar el último pase -casi una epidemia que afecta a todos los equipos del medio- el buen trabajo previo de elaboración acabó sistemáticamente en una masita para el golero, un óbol o un defensa rival que sale jugando. En cada recarga Peñarol era cada vez más incisivo y Pacheco cada vez más figura. Basta mencionar aquel sprint en diagonal que incluyó sombrero a dos jugadores, un par de fintas para llegar muy forzado a la definición.
S>3 minutos y el partido
P>Bendito fútbol, que de un bostezo tamaño estadio puede mutar hacia la más intensa euforia masiva. Y González de Tacuarmbó resultó parte nuclear de este click, cuando en dos minutos acumuló amarilla y roja. Y para colmo, mientras se iba de la cancha, pudo ver como su compañero Nicolás Pereyra con un pase atrás obligó al error del zaguero Da Rosa, que ‘dejó sólo’ a Carlos Bueno que definió con clase ante De León.
Así se fue la primera mitad y así arrancó la segunda, con Bueno a punto de mojar de nuevo. Tacuarembó acusó el doble impacto roja-gol y sus jugadores parecían presagiar la derrota por venir. Y Peñarol era inversamente proporcional, ya que cada minuto mejoraba su juego. Lo de Pacheco a esa altura era como aquellas clases de fútbol infantil del Bayern Munich que emitía canal 5: sirviendo pases al pie o a la carrera; borde interno, externo; centros y tiros libres con precisión de relojero.
De un pase suyo nació el segundo, aunque paradójicamente se trató de un bochazo poco preciso, que encontró respuesta en el gran esfuerzo de Franco que corrió tras la pelota, luchó por ella con el golero De León y consiguió definir, para enseguida corregir en el rebote y mandarla adentro.
Jugando al richard pero sin rival
Faltaba media hora y el fervor generalizado empujaba a Peñarol por más. Y los cambios de Saralegui respondieron a la premisa, porque trocó jugadores para seguir apurando al rival. Parga echó mano al banco buscando en el oportunismo de Aldo Díaz una última esperanza.
Pero la suerte estaba echada y Peñarol sintonizaba fútbol en todas las estaciones de la cancha. Richard Núñez, con dos pelotas, dejó claro que su intención es estar entre los once. Se entendió con Pacheco, apuró a De León con una hermosa vaselina y entregó a Bueno el tercer gol con el que Peñarol cerró la caja del día con saldo muy favorable.
Rodrigo Ubilla

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