Central golpeó justo y tumbó a River
Una nueva híper producción ofensiva de River Plate que no dio frutos; en cambio a Central le bastaron tres llegadas para darlo vuelta. Después se embichó en el fondo, aguantó el resultado y se robó tres puntos fuera de la agenda.
No da para darle vida a los eternos derrotistas que hacen cola para caerle a JR, porque River sigue en la misma de siempre: juega a ras del piso, apuesta al ahogo físico y psíquico del rival, y procura seguir haciendo goles aún ganando. Así fue que a los 19’ Diego Silva fue derribado dentro del área y se encargó de transformar el penal en gol. Y en seguida, Cortés se comió el segundo tras una jugada con una doble Carrasco incluida (de ésas que la dejan pasar, ¿viste?)
Pero pocos minutos después y a partir de un córner, Central encontró el empate con un testazo limpito de Semperena al segundo palo. Y diez minutos luego, por obra de Crossa y desgracia de Dos Santos llegó el segundo del palermitano, cuando el golero manoteó un centro sin aspiraciones y mandó la pelota al arco propio.
Pudo River irse al descanso empatado, pero Silva falló. Así que para el ST quienes estuvieron ubicados sobre el arco que da al Botánico se comieron un bostezo importante. Porque a lo largo de todo el período, Central pasó la media cancha, siendo generoso, unas ocho veces.
¿Qué faltó entonces? En un plano especulativo, River no tiene hoy ese diez que cargue con la mochila de repartir el juego en ataque, y parece sufrir el poco trabajo de base con que arrancó el campeonato. En el plano de los hechos, abusó del callejón central como camino al arco: allí la densidad de piernas fue altísima, y por más gambeta y pared, nunca llegó hasta el golero con un panorama limpio para definir. Como ejemplo bastan las dos más claras que tuvo para empatar, que fueron chances generadas desde los extremos de la cancha.
Con el mismo criterio que al principio, tampoco vale condenar el juego de Garisto. Porque cuando lo dio vuelta supo que la fija era cerrar el fondo y tirar la llave al Miguelete. Central marcó firme sin abusar del golpe y apeló siempre que pudo a las mañas que más perturban al rival y enardecen a la tribuna. Aportó poco para la tele, no lució en el verde prado, pero sacó tres puntazos.
Y si de zafar del descenso se trata: con la mano y en offside.
Rodrigo Ubilla
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