Con goles de Ignacio Medina, Petete Correa y José Franco ganó Peñarol 3-0
No quedaba nada, apenas el aliento. La pelota giraba igual que un trompo. El murmullo nocturno fue creciendo en decibeles. Como un eco aturdido, la gritería porfiada fue envolviendo el aire del Centenario al tiempo que un cansado Peñarol levantó airoso los brazos cuando el juez Rojas señaló el medio de la cancha.
En el instante final llegó el 2-0 categórico de Petete Correa tras pase de Pacheco y casi enseguida, ya en los descuentos, apareció el Negro Franco, casi envuelto en un fogonazo de pólvora mágica, para meterle un quiebre a la lógica y cantar un golazo plásticamente espectacular. Fue el 3 a 0 contundente para un match parejo que se terminó definiendo en los últimos minutos. Un resultado macizo a pesar del desarrollo.
Peñarol sufrió en muchos pasajes de fútbol mediocre, pero terminó sumando tres puntos clave en la batalla de la tabla. A los 10 minutos de juego estaban cero a cero, con una chance de gol para cada lado: un buscapié de Cañarte que el golero Cavallero resolvió con categoría y un cabezazo de Franco que pegó contra un caño.
Al filo de 17 minutos escapó en velocidad el lateral Asconegui, mandó el centro al área y apareció el volante Ignacio Medina para conectar el esférico bien fuerte y abajo. Fue el 1 a 0 parcial, favorable a la escuadra aurinegra, para empezar a construir la victoria.
La modestia de Villa Española es mayúscula, pero salió estoicamente de igual a igual frente al Peñarol de Saralegui, al que le cuesta un montón generar fútbol. Jugó una primera parte deslucida y sin volumen de fútbol colectivo. Con Novick y Cañarte como protagonistas, el conjunto aurirrojo mereció igualar pegando un par de pelotas en los palos. Si bien Peñarol emparejó el trámite, llegaron una sucesión de córners favorables al Villa que complicaron el fondo carbonero, donde se destacó el argentino Cavallero.
En el segundo tiempo, Villa Española se las ingenió para enredar a Peñarol y cortarle los circuitos de juego. Saralegui acudió a realizar tres cambios, dando ingreso a Bajter, Lombardi y Petete.
Con intensidad, Villa Española pretendió empatar durante buena parte del partido. Corrían los minutos y Peñarol no acertaba a liquidar el cotejo. La hinchada mantuvo el aliento ante un partido que fue quedando enredado en la mediocridad.
Para destacar en Peñarol: el rendimiento ascendente de Asconegui, un par de atajadas de Cavallero y, en ofensiva, las intenciones de Pacheco. En el final, la oportuna definición de Petete y el golazo de Franco para meterle oxígeno y tranquilidad a la interna carbonera.
Peñarol consiguió el objetivo, ya que precisaba estos puntos vitales para mantener la ilusión intacta. Peñarol sigue en carrera, en ese camino de brasas calientes de la larga marcha.
Marcelo Tasistro
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