Defensor gana de visitante y desmoraliza a sus perseguidores
Las cuentas las sacan otros. Defensor le ganó a Wanderers para estirar la diferencia en la Anual y congelarla en el Clausura. Saltó el obstáculo teóricamente más complicado de la cola de su fixture. El local le hizo sentir el rigor, levantándole dos parciales y sobreponiéndose a una inferioridad numérica doble. Defensor no paseó por el Prado: más bien lo pasó. Porque por detrás del 4 a 2 definitivo está el empate parcial bohemio de los 83 minutos, el de los 9 contra 11. Sin embargo, en 7 minutos entrarían dos goles más.
Los violetas se condenaron al sufrimiento al desperdiciar contragolpes en seguidilla, con malas decisiones ante un rival desvestido. Wanderers pasó a jugar con diez futbolistas a los 19 minutos del complemento, desde que perdió a Peña mientras caía por 2 a 1. Entre la obligación de empatar y la falta de un futbolista, los dirigidos por Capitano dejaron huecos. Pero Defensor no se ahorró la angustia final.
Por el contrario, el marcador no se movería hasta que Charquero empató, con el agravante de que el transitorio 2 a 2 llegó luego de la roja recibida por el zaguero Marcelo Méndez. Hacía 9 minutos que Wanderers la remaba con nueve hombres. Fadeuille pasó a líbero improvisado y Julio Rodríguez, a volante central de similares características.
El culpable de que el morbo no haya durado, de que los presentes en el Viera no hayamos podido presenciar la angustia del campeón que saldría a buscar la victoria tocado en sus fibras íntimas y adyacencias, fue Diego Ferreira. El tipo que se las arregla para marcar y jugar en varias de las posiciones del mediocampo, generalmente suplente, descomprimió la situación. Ni un centro a la olla, ni un tranque con los dientes: Defensor se valdría de una apilada de su autoría, para que Mora recibiera el pase al medio y volviera a desnivelar en la recarga. Apenas un minuto después del empate ajeno. Esta vez, el buen arquero Pérez nada pudo hacer. Menos podría cuando el golazo final de Vera.
Durante la primera parte, cuando los espacios del final no se sospechaban, las recetas del líder fueron otras. A veces asociadas a la vocación encaradora de Vila. También a las pelotas quietas, que si son ejecutadas por De Souza se vuelven un arma de temer. Así Gaglianone bajó la bola que Ibáñez tradujo en el 1 a 0 de los 5 minutos, para revelar los problemas aéreos bohemios. Así, también, llegó el segundo. A los 5 minutos del complemento, con un tiro libre que el melense cerró contra los pronósticos de los que esperábamos el centro en lugar del remate.
En el medio, el asistente Changala -el mismo que inclinó la balanza a favor del gol de De Souza al entender que la pelota superó la línea y el intento de un bohemio que quiso sacarla- inventó un penal de Carlos Díaz que permitió el pasajero 1 a 1.
El error no mancha a Carlitos, otra vez fue fundamental. Las improvisaciones defensivas a las que se vio forzado Da Silva tampoco manchan a Gaglianone, que dio otra mano grande como zaguero. Los sufrimientos no se explican porque el rival los haya desbordado. Menos aun comparando el fútbol bohemio de ayer con el más prolijo e incisivo que generalmente defiende su técnico.
Rampla, Tacuarembó y Juventud asoman en el horizonte violeta. Nueve puntos por delante, con cuatro de ventaja en el Clausura y seis en la Anual. Sólo la eficacia de sus seguidores en ambas tablas y no menos de dos tropezones inesperados evitarán que se repita el escenario de final con doble chance con el que Defensor obtuvo el título que se encapricha con reeditar.
MR
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