Atenas aguantó las embestidas danubianas en todo el encuentro y en la última de contragolpe se llevó los tres puntos para San Carlos. Danubio tuvo dominios en la cancha, pero nunca pudo llegar con claridad al arco de Biglianti. Al equipo de Giordano le faltó la última definición y en la hora Eduardo Fernández la tocó para sumar casi seis en la tabla del descenso.
Tarde linda y Jardines coqueto, así Danubio recibía, en Maroñas, al más nuevo de los equipos de Primera División, que llegaba con un peso enorme a cuestas: haber recibido cinco goles de Nacional. La franja miraba todo desde arriba en la tabla y quería mantener ese privilegio. El equipo de Giordano salió rápidamente a buscarlo, y el encargado de conducir e ir a buscar todas era Maravilla Grosmüller. La pelota la iba a buscar hasta su área para empezar a armar el juego franjeado, que del pie del ex jugador del Schalke llegaba inquietando la defensa.
Por derecha siguió buscando Danubio y con la sociedad Grösmuller, Ifrán y Ricard llegaba tocando y a veces probaba, pero Biglianti, sin problemas, contuvo los leves disparos franjeados. Las trepadas de Ribair Rodríguez sumaron para el ataque danubiano, pero tener la pelota no le aseguraba nada al local, que no podía cambiar el cero del marcador.
Atenas, mucho más replegado en la cancha, esperó. Cerraditas las dos líneas de cuatro, defensiva y media, contenían las llegadas y de vez en cuando mandaban a correr a Gabriel López o al brasileño Nasa, que bajaba más a buscar la pelota. En el comienzo del partido Atenas igualmente había tenido la más clara, porque desde al lado López fusiló al Coco Conde, que la sacó heroicamente.
Danubio después siguió llegando, pero no fue tan claro. Caídas en el área de Ifrán y Ricard y continuos remates de fuera del área. Por momentos sufrió falta de claridad y errores en los pases en la línea final, pero igualmente pintaba que si ajustaba algunas tuercas el equipo local iba a llegar al gol en los segundos 45 minutos.
Héroe después de hora
En el segundo tiempo Danubio siguió buscando; de hecho, Giordano mandó el equipo mucho más arriba. Daley Mena pasó a jugar en el ataque, ingresando por el lateral ex Atenas Diego Fernández, y sumando gente arriba patoteó aun más el área visitante. Los locales demostraban ser mejores o al menos más ofensivos que su rival, que achicaban mucho las líneas y no permitían entrar, cumpliendo su primario objetivo. Biglianti no era una figura genial, como lo fue en otras oportunidades, pero igual bancaba el cero con seguridad y buenas tapadas.
Danubio siguió buscando con cambios ofensivos, pero la estrategia carolina tampoco se quedaba atrás. Si bien planificaron un partido muy distinto y se notó en la cancha, la suma de gente arriba del local terminó dejando algunos huecos que de corrida quiso aprovechar la visita, que, de atrevida, demostraba que podía llegar al arco defendido por Conde. Ifrán buscó, enganchó y pateó; Ricard puso lomo, contuvo y remató alguna vez, pero seguían sin poder.
El Tola Antúnez mandó a Jorge Ramírez por el lesionado Nasa y encontró durante algún ratito más la redonda. De un centro el largo Gabriel López la cabeceó y pasó por ahí nomás. Las esporádicas llegadas atenienses eran más peligrosas que los remates continuos de la franja.
El partido se iba en cero y era un negocio bárbaro para los carolinos, ya que eso les servía para limpiar su última imagen contra el puntero y en Montevideo. Sacarse de arriba los cinco goles recibidos en la última fecha ya era un logro y llevarse una igualdad de Jardines era buenísimo.
Danubio no quería dejar todo así, ya habían entrado tres hombres de ofensiva y de cualquier forma buscaba ese gol agónico que lo mantuviera arriba en la punta hasta que en una trepada quedó desarmado atrás. Jonathan Trinidad la tuvo, la condujo y la armó, se la dio a Ramírez por derecha que avanzó y por el segundo palo la tocó el Negro Fernández para vencer a Conde y desatar la locura total. Atenas le ganaba al líder y se llevaba como seis puntos (5,88) para San Carlos pensando en la tabla del descenso.
El gol de Eduardo Fernández paralizó a la gente danubiana, que realmente no entendió nada y se enojó más de lo que estaba en la primera mitad, a pesar de que su equipo buscaba mucho más que su rival. En una de las últimas Biglianti perdió una pelota increíble y Danubio casi lo empata, pero se lo perdió el colombiano con merengue en el corazón. Para cerrar, el ex golero de Peñarol y otros tantos clubes se lesionó en esa jugada y tuvo que salir en camilla, y, además de verse obligado a dejar con diez hombres al equipo, le tuvo que dar los guantes a Jorge Ramírez, que se puso la 1 por un ratito.
Atenas festejó con sus cincuenta seguidores y logró lo que a priori parecía imposible. Danubio entró en esa angustia producto de que un buen arranque a veces pide mantenimiento de resultados y dos partidos sin ganar empezaron a pesar, aunque el equipo de la franja intentó con sus armas, y no lo logró.
KM
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