En un partidazo, Tacuarembó lo dio vuelta dos veces
Una genialidad de partido dio el arranque del Clausura. El equipo del norte del país jugó un gran segundo tiempo y logró superar a Danubio, que salió a buscarlo y quedó regalado en la zona defensiva. Jonatan Ramírez fue incontenible por el equipo local y terminó anotando tres golazos. La tan esperada vuelta del Chino Recoba fue buena, armó y asistió muy bien, pero todas las miradas danubianas se las llevó Maravilla Grosmüller, que jugó de galera y bastón.
Era fiesta; aún no había dado una vuelta entera la aguja del reloj y Danubio ya tenía un penal a su favor. La primera pelota que cayó en el área rebotó, al parecer, en una mano y Diego Ifrán comenzó temprano a facturar.
Fuegos artificiales, una pancarta y algún otro chiche recibieron a Álvaro Recoba en su casa, como lo definía el altoparlante. El arranque, además de tener el gol de penal, mostraba a un ofensivo Danubio, que presentaba de mitad de cancha hacia adelante nombres temibles. Ifrán empezó con toda, Grosmüller se movía como limpiaparabrisas de derecha a izquierda y Recoba, cuando la tocaba, hacía jugar. Un pase largo dejó solo a Ifrán, que otra vez hizo clinc caja.
Danubio manejaba el partido, Tacuarembó tenía errores infantiles y hasta en un momento el franjeado pintó para más. Pero su falta de efectividad no le permitió sumar aun más goles y encima en una de las últimas del primer tiempo empezó a aparecer quien a la postre fue la gran figura del partido: Jonatan Ramírez. La tomó Franco Sosa y mandó a correr al delantero, que entró al área y eludió muy bien al golero, para descontar la ventaja que tenía el local y prendió una luz para el segundo tiempo.
No es cuento chino
Lo mejor que hizo el Tacua de arranque fue tener la pelota en el frente ofensivo, ésa fue su mejor defensa. Además, empezó a inquietar no sólo a la tribuna danubiana sino al equipo local, que hacía unos minutos iba por un mar calmo. Quince minutos de llegadas al arco de Goicoechea, centros y entreveros comandados por Ramírez y pensados por Sosa. Después de ese primer cuarto de hora perdió la pelota y la cancha la inclinó Danubio con Recoba enfilando para su zurda adentro del área. Daley Mena ya había entrado y desbordado más de una vez, pero en un pelotazo largo le dio luz verde al equipo visitante que logró sorpresivamente el empate.
Desde entonces se vino el aluvión. Fuimos unos dos mil testigos de un partido épico, donde se convirtió un gol atrás de otro: en veinte minutos hubo seis conversiones.
El equipo dirigido desde la tribuna de la palmera por Guillermo Almada volvió a tener una de contra y el delantero figura de la tarde la colocó por arriba del golero con una clase fenomenal. El hincha de Danubio no había ido a ver lo que presenciaba, pero el giro que dieron los rojos del norte sorprendió a todos. Dos equipos con ofensivas temibles, porque, si bien no eran los mismos nenes, Tacuarembó manejó una efectividad increíble y manejó bárbaro sus posibilidades.
La franja volvió a darlo vuelta de la mano de un espectáculo futbolístico de Carlos Grosmüller, pero en tres minutos otra vez giró el resultado para quedar en el histórico 5 a 4 a favor de la visita. De la fiesta a la rápida desazón en la gente danubiana, que no lo podía creer.
Kike Martínez
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