Apretadísima victoria danubiana
A excepción del córner que Bella Vista tuvo a los 40 segundos, fue Danubio el que se adueñó del juego y sus posibilidades. Dentro de éstas estaba Perrone, quien con un par de estocadas demostró temprano el plus con que cuenta respecto de compañeros y rivales.
Con grandes dificultades llegó Danubio al arco de Flores, recurriendo al centro lejano como principal arma porque los caminos centrales estuvieron bien custodiados por Walt y cía.
Promediando el primer tiempo pudo el papal salir del fondo, incluso generando la chance más clara del período, cuando Aldo Díaz cabeceó un córner que fue salvado en la línea por Matías Pérez y su panza.
Ambos equipos estrenaron dirigencia técnica (sea interina o definitiva), y eso repercutió en el hincha, que debió lidiar con la incomodidad de tener que contener el insulto, por el debido crédito que merece un recién llegado. Es que la urgencia por ganar era compartida, tanto como el mal juego.
Sobre el inicio del segundo tiempo, Perrone volvió a dar una muestra, con un pecho-volea que se fue alto. Icart fue el delantero más activo, pero cuando no sirvió centros intrascendentes, desperdició pelotas en el afán de eludir a medio Bella Vista. Dentro de este panorama de fútbol impreciso surgió a los 60 minutos lo mejor del partido, y fue para la visita. Álvez, Aldo Díaz y Nicolay triangularon sobre la derecha del área danubiana, y no fue gol porque no apareció ninguna pierna para empujar la pelota que cruzó, caprichosa, paralela a la línea de gol.
Después de 15 minutos volvió la emoción con una apilada de Figueredo, que en una loca carrera eludió a tres, y cuando llegó hasta Conde pasó la pelota al medio en lugar de intentar definir. Las vueltas que tiene el fútbol, que a la vuelta Danubio encontró el gol que nadie vislumbraba. El mérito fue todo de Perrone, que recibió de Ribair un pase frontal sobre el borde del área y debió controlar y calcular el achique desesperado de Flores para jopearle la pelota con una precisión maestra y anotar el gol.
Y como no tenés Premium nunca sabrás del segundo gol que se comió Danubio, dos minutos después. Entre Icart, Gunino, García y Míguez se turnaron la chance de anotar en una misma jugada, parecida a aquella jugada de River contra Nacional en el Monumental. Tiro, rebote; tiro, defensa, tiro, el golero, y, por último, Míguez afuera.
Rodrigo Ubilla
domingo, 17 de mayo de 2009
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