Si hay algo subyugante en la carrera de Gerardo Cono Pelusso es esa escalera al cielo que empezó a construir aquel gurí que se escabulló del reparto de estampitas después de tomar la primera comunión corriendo a patacón por cuadra para llegar al campito de la Cuchilla Santarcieri, su barrio, su patria, allá en Florida, a jugar aquella final de chiquilines que jugaban a pata o deshacían los únicos championcitos. Es casi mágico cómo ese chiquilín después transformado en el liceal que todos los días se tomaba el tren para venir a entrenar a Nacional, que después se hizo futbolista de primera en Colón, que llegó a ponerse la celeste cuando ya era ese barbado y atlético zaguero de Liverpool y que después tomó sus petates para irse a México y Ecuador, ha podido construir su carrera dentro y fuera de la cancha en base al esfuerzo, la convicción, la erudición y la aspiración permanente por crecer, sin dejar de mirar para sus costados, acompañando y haciéndose acompañar en ese maravilloso proyecto que es la vida.
Gerardo colgó los botines en Guayaquil y volvió ya entrenador para ser un vecino más de Florida, donde los de Quilmes lo convencieron para que les diera una manito, pero de jugador. Y Quilmes fue ese año campeón del Interior con Pelusso de zaguero. Cuenta que un día el inolvidable Mario Patrón le dijo "vos sos muy buen entrenador, yo te voy a enseñar a ser un buen director técnico", y Gerardo aprendió, y creció y creció y sigue creciendo. Tras un lustro de pleno éxito con los grandes triunfos de Danubio en 2004-2005, se fue a Perú a dirigir al Alianza Lima y el conjunto íntimo -después de años de ostracismo- se coronó como campeón peruano. Volvió al Uruguay , tomó a Nacional en medio de la disputa del Uruguayo y no definió el título pero sí ganó la Liguilla y a la otra temporada se quedó con el título de mejor del Uruguay y después de un buen tiempo volvió a meter a los tricolores entre los mejores de América.
Ahora el jueves fue designado como nuevo entrenador de la Universidad de Chile, una de las instituciones señeras del fútbol trasandino, que viene de un flojo semestre bajo la conducción de José Basualdo tras haber logrado su 13ª estrella de campeón en este invierno, cuando era conducido por Sergio Markarian.
Pelusso ya sacó brillo a su nombre como entrenador en Chile, cuando en 1996, como producto de su histórica clasificación a la Libertadores con Cerro, se fue al Deportes Iquique y lo dejó en las puertas del ascenso, acontecimiento que repitió con el O' Higgins y Everton de Viña del Mar.
Ahora el entrenador floridense, que sigue siendo acompañado por su coterráneo Mauricio Larriera, volverá a dirigir en la U a Juan Manuel Olivera, a quien tuvo en Danubio y a Mauricio Victorino, a quien tuvo en Nacional.
martes, 1 de diciembre de 2009
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