"La brecha económica existente entre lo que se gasta para disputar el Torneo Metropolitano con dignidad y relevancia deportiva y lo que se necesita para jugar la Liga Uruguaya, también con decoro, es realmente abismal”, dice en la nota el presidente Miguel Santaello, quien además intenta explicar: "Muchos estamentos del básquetbol nos preguntan para qué salimos campeones si ahora no jugaremos la Liga Uruguaya, y es difícil explicarles que ante la inesperada actuación deportiva de nuestros muchachos y cuerpo técnico, ¿qué debíamos hacer? ¿No apoyarlos? ¿Incentivarlos a no ser campeones? ¿Decirles que no ganaran? Eso, jamás".
La verdad es que la decisión no se acompasa con el espíritu de la competencia deportiva, y da la sensación de que tendrían que haber renunciado al día siguiente de salir campeones, permitiendo de alguna manera que otro ocupara su lugar, o haber jugado la Liga con su escasísimo presupuesto y haciendo competir a sus deportistas, aun a riesgo de perder todos los partidos. Iba a ser mejor que esto.
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