Gonzalo Salgueiro fue un nombre que se empezó a hacer conocido cuando, junto con el arribo de Mario Saralegui a la dirección técnica de Peñarol, se quedó con la titularidad en el embromado arco mirasol, por el que habían pasado sin suerte, por juego o lesiones, Guillermo Reyes, Damián Frascarelli y Nicolás Biglianti.
Salgueiro, que había estado en Juventud, atajó unos cuantos partidos, se calentó cuando lo sacaron, dicen que pegó un par de piñazos a las paredes, lloró y se quedó sin las finales, por más que volvió para la Liguilla.
Para este campeonato, con los aurinegros trayendo más goleros aún- Pablo Cavallero, Gonzalo Noguera-, Salgueiro volvió a Juventud y, ya de arranque, su presencia fue polémica, al aparecer en el Charrúa, para enfrentar a Nacional, vestido de aurinegro, con buzo amarillo y pantalón y medias negras.
Después, el arquero se lesionó, y nadie pensaba en este inconveniente de confirmar o no su presencia para el partido del domingo ante los carboneros. Resulta que, al parecer, cuando Peñarol cedió a Salgueiro a Juventud, hubo un acuerdo de palabra o escrito, pero no oficial ni bajo reglamento, que establecía que Salgueiro no podía jugar contra los mirasoles. Ese tipo de acuerdos, bastante repetidos en los últimos préstamos, fundamentalmente cuando el club que cede paga parte del sueldo, se puede documentar debidamente, de manera tal que el futbolista esté enterado de que queda inhibido de jugar ante su último equipo.
Salgueiro dice que a él nadie le dijo nada de que no podía jugar, que en su contrato no hay ninguna indicación al respecto y que él va a jugar. Bien ahí. Eso sí, que ahora no se aparezca vestido de buzo rojo , pantalón azul y medias blancas.
jueves, 16 de octubre de 2008
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