lunes, 16 de febrero de 2009

¡Gracias Morro!

Danubio lo tuvo a disposición y Nacional, con un golazo Sub 20, lo volcó: ahora festeja el logro del primer torneo de la temporada

Los tricolores ganaron el Torneo Apertura 2008 (09), el más extendido en la historia de los torneos cortos, en una final con una media hora de bajo nivel, para subir en intensidad y emociones en el resto del trámite. Perdía 1-0 y quedó con 10 jugadores contra 11 pero fue campeón al ganar 2-1 porque le puso pecho a las balas y tuvo jugadores con calidad futbolística en las definiciones.

Nacional hizo suyo un partido muy importante por méritos propios. Con ese triunfo se consolida como el equipo a bajar para el resto de los competidores. Volvió a ganar un partido duro como sucedió en el clásico del mismo Torneo Apertura. Hizo valer su calidad de equipo compacto que busca siempre poner en cancha su entrenador Gerardo Pelusso. Aunque ese colectivo no vuele, no luzca a toda hora, no haga un tipo de fútbol fluido, a la hora de las grandes presentaciones ¡cuidado con Nacional!

Ayer la dupla de integrantes de la Selección Sub 20 que clasificó al Mundial y que fueron puestos en cancha como titulares, Santiago Morro García y Nicolás Lodeiro, definieron el partido gracias, ante todo, a su calidad futbolística. No cualquiera hace el pase largo y profundo al área que mandó con su exquisita zurda el sanducero cuando faltaban unos 15 minutos para ir al alargue. No cualquiera resuelve con la tremenda exactitud con que lo hizo el Morro cuando el pase era de difícil recepción y estaba marcado por dos rivales. Pecho y gol en una acción de crack total.

Por eso el destaque inicial, cuando todos hablarán de los huevos, del espíritu de lucha, de un triunfo de carácter, de la garra tricolor y, aunque todo eso sea válido, si no se funda en la valiosa capacidad técnica de sus jugadores, no aportaría más que elogios a la entrega pero no aparejaría triunfos. La calidad es lo primero. Y en este mismo Nacional podríamos seguir dando ejemplos: el primer gol del Flaco Fernández, el que empató el partido a los 14 minutos del segundo tiempo fue producto de la sapiencia futbolística del coloniense quien todo lo hace bien aunque no en todos los rubros llegue al excelente. O podríamos incluir el gol del triunfo inicial de la Libertadores ante San Martín donde también la entereza anímica sirvió de sustento a que aflorara la calidad del argentino Marcos Mondaini en la ejecución del tiro de esquina y también Lodeiro en el cabeceo del gesto técnico preciso hacia el triunfo.

Sucedió que el partido se presentó con poco vuelo al principio y empezó a carretear para remontarse al menos al grado de lo emotivo y vibrante, a la búsqueda abierta de las áreas rivales lo que, en el ida y vuelta, abría huecos a la habilidad, a la velocidad o al emuje de muchos.

Y lo incierto pareció que se transformaba en camino abierto a la victoria de Danubio: primero con el gol que abrió el tanteador a los 36 minutos mediante un cabezazo hacia abajo pero no muy fuerte de Sergio Rodríguez donde la presencia de Ribair distrajo y volvió deficiente la defensa de Burián. Segundo con el descontrol que surgió de inmediato en filas tricolores. Tercero con la expulsión del rey de los descontrolados, Adrián Romero quien otra vez tomó amarilla primero y luego roja cuando taló a Ifrán e iban apenas 6 minutos del segundo tiempo. Cuarto en el dominio que instauró el equipo de Martín Lasarte que ni siquiera cortó el gol del empate.

Pero el 1 a 1 no se movió. Y Nacional seguía peleando diez contra once. Hay, incluso dos penalcitos en una misma jugada que Larrionda no evaluó como tales o no los vio en una punzante llegada de Danubio: Burián atropelló, pasó por arriba a un atacante y Martín Rodríguez tomó de la camiseta a otro. Eso fue a los 72.
A los 73 un tiro del Morro venció las manos de Conde y se fue al corner. A los 74, Arismendi pelea le ganó una acción al idolatrado Raúl Ferro pero Blanco no pudo completar la recepción en el área. Así son los prolegómenos del gol que definiría el partido. Pero ya antes había terminado un dominio danubiano casi total de veinte minutos y el cansancio se convirtió en su enemigo primero. Con el pase de 40 metros de Lodeiro, con el pecho y toque de zurda al gol de Santiago García llegó la máxima explosión de la tribuna tricolor que ya no pararía de festejar en mil formas y se desmoronó Danubio.

La hinchada tricolor que copó casi por completo Amsterdam, Colombes, Olímpica y media América vivió ayer una jornada en victoria y en festejo. Tendrán la esperanza reforzada con vistas al Clausura y la Libertadores.

Danubio, cuando hoy despierte a la realidad, sabrá que perdió una gran oportunidad, que deberá reforzar sus puntos débiles pero que tiene una fuerte base para afrontar el resto de la temporada y que, en definitva, en la Tabla Anual tiene el mismo puntaje que Nacional y tienen a los escoltas bien alejados.
Jorge Burgell

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