domingo, 5 de octubre de 2008

SEÑALES DE HUMO


El Cacique Medina acomodó aNacional como puntero en el torneo, al igualar de atrás Defensor 2 - 2


Todo fue rápido.
Fue como un fogonazo blanco, un restallar en el área.
Llegó el empate casi con una explosión de humo, de danza de brujos pintados. Casi a todo o nada surgió, veloz, la aparición electrizante, con el arco y las flechas, del indio salteño.
El Cacique Medina giró en el pasto igual que una culebra y metió casi sin ángulo un pelotazo de zurda cruzado, sorprendiendo al golero Silva, y se fue a gritar el golazo con alma y vida, besando la camiseta.
Cuando subió al cielo el estruendo de la ovación, se terminó sellando la igualdad, ante un Defensor que bien pudo llevarse la victoria.
Fue el empate final, -con un 2-2 luchado hasta el último aliento- cuando ya quedaba muy poco tiempo.
Para Nacional significó un punto fundamental y mantiene así la punta en la tabla, además del invicto.
La escuadra de Pelusso rescató un resultado positivo antes del receso, y aventaja por apenas una unidad a tres equipos.
En el comienzo, se lesionó el golero Viera - esguince de hombro al chocar con Vila - y obligó al ingreso en frío del Cachorro Burián.
Enseguida llegó el gol violeta.
El zurdo De Souza le tiró un varillazo seco a la globa con la pierna hábil y le erró. Acomodó el cuerpo y sacó un viandazo con la derecha y mandó el esférico al fondo de la red. Un golazo.
Recién había entrado Burián, y a Nacional se le complicó el trámite.
El empate tricolor llegó con un derechazo de Arismendi, cuando Nacional perdía 1 a 0 y empujaba con furia sobre el arco violeta.
Arismendi marcó la igualdad, y el remate del volante albo rebotó en la montonera (léase Tecla Gaglianone), y subió en remolinos al aire el griterío del uno a uno.

El primer tiempo se hizo entretenido, con tránsito veloz en zona de mediocampo pero también, por pasajes, impreciso.
Defensor apostó al fútbol pensado de De Souza, la dinámica del Sapo Marchant y la presión ofensiva, en doble punta, de Vila y Mora.
En el bando tricolor el fútbol más vistoso estuvo en el estilo elegante, vertical y siempre punzante de Angel Morales.
El Matute fabricó los mejores pases en sociedad con la velocidad y lucha constante del Morro García.
Se fueron 1 a 1 a los camarines.
En el segundo acto, llegó un peloteo tricolor que el talentoso golero Martín Silva resolvió con solvencia salvando su valla.
Poco después, el Hueso Romero aterrizó a Maxi Perez en el área y el penal quedó sancionado sin asunto.
Al punto de la muerte llegó el melense De Souza con confianza innata y colocó el gol con remate bajo y fuerte, bien potente.
El 2-1 cayó faltando poco más de diez minutos para el final y Defensor tenía allí la chance de quedarse con todos los puntos en juego.
La presión fue en aumento. Se armó piñata en la tribuna. Llegaron las expulsiones de Risso y Arismendi y se palpitaba un final caliente.
Solo cinco minutos faltaba para el último pitazo.
Defensor cerró líneas y Nacional le prendió fuego a todo lo que había.
Hasta que apareció Alexander Medina, el Cacique salteño, con pocos minutos en la cancha (entró suplantando al Viruta Vera), salpicó mágicamente un manojo de pólvora de colores y, haciendo señales de humo, puso a gritar a todo el mundo en la vieja catedral del fútbol.
Marcelo Tasistro

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