lunes, 22 de diciembre de 2008

Pelota quieta

La actividad del fútbol de Primera División recién retornaría en el mes de febrero
Una serie de hechos se unieron para que en la noche del viernes el Consejo Ejecutivo de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) tomara la decisión de suspender la realización de la última fecha del Torneo Apertura.
La punta del iceberg del tema fue la negativa que dio el Ministerio del Interior respecto a la fijación del Estadio Jardines del Hipódromo como escenario del encuentro que debían jugar Danubio y Peñarol.
Según las autoridades policiales, el único lugar donde se podía disputar el encuentro era el Estadio Centenario, y si bien los dirigentes danubianos entendían que era injusta la prohibición impuesta sobre su escenario, no tenían objeciones en jugar en otra cancha.
Hasta ahí todo bien, pero el problema surgía por el lado de Central Español, que no aceptaba jugar su partido ante Nacional -en el que era local- fuera del Estadio Centenario, porque entendía que jugando en otro escenario de menor capacidad perdería la oportunidad de obtener una jugosa recaudación.
Danubio planteó la posibilidad de que los dos partidos de la discordia (en los que se podía definir al ganador del Torneo Apertura) se disputaran en el Centenario en diferentes horarios, pero fue Nacional el que no aceptó esta propuesta, entendiendo que los dos encuentros se debían jugar en forma simultánea. Los de la curva plantearon incluso la posibilidad de jugar a puertas cerradas, pero la propuesta tampoco fue aceptada y los caminos de una posible salida se fueron cerrando definitivamente.
Si bien desde la noche del viernes, momento en el que se conoció la determinación de la AUF, muchos sindicaron al Ministerio del Interior como responsable directo de la paralización del fútbol, por no habilitar la cancha danubiana, esto no es cierto o al menos es una interpretación simplista y errónea, que no repara en el fondo del asunto.
Fue la propia AUF quien le dio a la policía potestades especiales. Eso ocurrió desde el momento en que se firmó el acuerdo que permitió el regreso a la actividad, luego de la paralización decretada a raíz de los incidentes ocurridos el día 16 de noviembre, en ocasión del partido Danubio-Nacional jugado en el Estadio Jardines del Hipódromo.
El protocolo firmado por la AUF, el Ministerio del Interior y el Ministerio de Turismo y Deporte, establece que para los partidos considerados del alto riesgo (como era el caso de Danubio-Peñarol) "deben jugarse en escenarios debidamente habilitados por las intendencias municipales y por las jefaturas de Policía respectivas."
En este caso la policía no dio el sí y la historia terminó como terminó.
Quizá la urgencia de que el fútbol volviera motivó que la AUF en aquel momento firmara apresuradamente este convenio, que efectivamente le da un poder bastante importante -quizá exagerado- a la policía, pero lo hecho, hecho está y ahora lo primordial es encontrar soluciones.
S>¿Cómo sigue esta historia?
P>Por el momento no hay determinaciones, pero aparentemente el Torneo Apertura finalizaría el próximo año, con la disputa de la última fecha y de una eventual final, dando luego comienzo el Torneo Clausura.
Claro está que esto es una presunción lógica, pero el final de este tema perfectamente puede ser otro bien distinto. Por otra parte es totalmente necesario que las autoridades del fútbol uruguayo planteen a las otras partes involucradas la revisión del acuerdo firmado, porque en caso contrario se corre serio riesgo de que la situación actual se reitere al fijar la última fecha. Ha quedado claro que las divergencias entre la AUF y el Ministerio del Interior son grandes; por otra parte es imposible que haya fútbol sin policía que garantice seguridad a los espectadores.
La solución parece complicada, pero debe buscarse una salida que no vete arbitrariamente algunos escenarios, como pueden ser Jardines del Hipódromo o el Estadio Luis Tróccoli, si es que éstos efectivamente reúnen las condiciones para albergar encuentros calificados como de alto riesgo.
Según lo que hoy por hoy está establecido, ni franjeados ni cerrenses pueden ser locales en sus partidos ante los equipos grandes y eso desde el punto de vista deportivo parece inaceptable, además de que está comprobado que la exclusión de algunas canchas no contribuye en lo más mínimo a la lucha contra la violencia.

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