La UA ganó con gran partido de Panchi, también sumaron Anastasia, Ferro, Malvín y Cordón
En el Palacio Peñarol, Unión Atlética dio cuenta de Aguada, que contó con una inolvidable noche de Kyle Lamonte. La otra gran noticia fue el primer triunfo de Anastasia fuera de Fray Bentos, al derrotar al encumbrado Sayago en Montevideo, en Ariel y la vía. Los funebreros, que habían ganado 10 partidos en el Socios Fundadores pero ninguno fuera de casa, rompieron la galleta en difícil partido. Otro que reaccionó fue Ferro, que en Salto, un día después de perder las semifinales de la Liga Salteña, se desmarcó de la última posición al vencer a Bohemios 65-51. En Trouville, a pesar de que no estamos en la semana del corazón, hubo unos cuantos electrocardiogramas gratuitos y autorrealizados por los espectadores que apreciaron cómo, en la última y lejana pelota, Renzo Lazzaroni le daba el triunfo a Cordón con un triple que los dejó 77 a 74, en un juego que fue modificado cuando al inicio del tercer cuarto fueron expulsados Lewis en Trouville y Jennings en Cordón. En la cancha de Malvín, el local derrotó a Cader 97-86 y dejó a los rochenses en la última posición junto con Bohemios y Tabaré.
El partido que marcó el retorno al Palacio Peñarol fue cambiante, con sorpresas y, como casi siempre, emotivo. Parecía que Unión Atlética se lo podía llevar de taquito porque Aguada no daba pie en bola, pero casi cualquiera sabe, en el básquetbol uruguayo, que los rojiverdes no están vencidos hasta el último sonar de la chicharra. Algo de eso pasó ayer en el Palacio Peñarol entre la UA, un equipo bien armado y aceitado, y Aguadita, desarmado sin el Colo Laborda, con Carvidón en una pierna y con un equipo que parecía descordinado y sin fuerzas.
Y las cosas son así. Si tenés un equipo que tiene a un repartidor de lujo como Panchi Barrera, que además de jugar hace jugar, acompañado por tipos sobrios y efectivos en sus roles como Juan Pablo Silveira, el Pelado Vázquez y los dos gringos Tarrie Monroe y Chris Ellis, mientras que los de enfrente no pueden hacer fuerza suficiente para que, una vez que erren, te puedas quedar con la pelota y una vez que la tengas no la pierdas sin siquiera tirar, es casi seguro que va a pasar como anoche en el primer tiempo del Palacio Peñarol, donde, tras un inicio medianamente parejo, en la puja Unión Atlética-Kyle-Smith, hasta cuando llegaron a igualar en 11, los de Nuevo Malvín se tomaron el buque sacando hasta 17 puntos de ventaja para irse al descanso con un parcial de 46-31.
Si el que está enfrente se llama Aguada y tiene, casi como transmisión genética de su historia y su futuro de irrenunciable esfuerzo por la victoria y de perseguidor permanente del imposible, es seguro que en un momento lo vas a tener respirándote en la nuca y con la tribuna rugiendo por un triunfo sin siquiera pasar por el "sí, se puede".
El tema central de esos primeros 20 minutos estuvo en que nunca Aguada pudo defender adecuadamente, ni cuando lo hizo al hombre ni cuando se pasó a zona. Unión Atlética, con muchas más posesiones de las que se podía esperar debido a la cantidad de pelotas que perdieron los verdirrojos y a la gran cantidad de segundos y terceros tiros que los azulgranas pudieron hacer, tuvo un alto poder goleador, con 6 triples y goles con jugadas de pase bonus.
Dio la sensación -engañosa- de que el partido era entre Unión Atlética y Lamonte. Sucede que es cierto que el goleador de la Liga no defeccionó en ofensiva y que anotó 19 de los 31 puntos que marcó su equipo, pero fracasó de idéntica manera en defensa que el resto de sus compañeros. A veces parece que los críticos quieren dar idea de que hay un fracaso estrepitoso de los deportistas nacionales porque no neutralizan las ofensivas ni aciertan en el aro contrario, y casi cantan "que se quede el yanqui solo". Eso no es justo porque juegan todos. ¿O no?
El primer tiempo terminó con oles y esas cosas, además de una sensación de que por el momento el partido no tenía levante para los aguateros, que entonces perdían 46-31.
El tercer cuarto tuvo un vaivén intersante, ya que fue cuando la UA tomó la máxima de 22 (61-39), pero los del Panchi se quedaron y apareció Pancho (Cabrera) más las loca carrera de Lamonte, y Aguada aplicó un 11-0 que lo dejó a 11 (61-50) y a 10 después (63-53), pero al final se fueron al último minidescanso 66-53.
Mientras los comentaristas televisivos arriesgaban por cuánto ganaría la UA, se vino la nada imperceptible crecida de los de Lamonte que, se arrimaron a 6 (70-64), a 5 e incluso a 3 cuando faltaban pocos segundos y seguían dando batalla.
Al final la victoria fue para los de Nuevo Malvín por 86 a 79, con un cierre de gran eficiencia de Panchi Barrera, excepcional basquetbolista de apenas 24 años.
Coraceros BBC
Rarísimo. Pasó de todo en Chucarro, donde Trouville, después de ir ganando todo el partido, perdió con un increíble triple por 77 a 74. Se enroscaron Jennings y Tornaría, cayó el uruguayo, apareció Lewis, cayó Marcelo Pérez, los dos extranjeros se fueron expulsados, la policía entró en la cancha, que igual era capaz de reprimir por intento de aclaración, y ahí cambió todo. Un pugilista aparentemente de abajo del puente se cruzó la cancha para tumbar a un hincha aparentemente de la T y la policía dejó seguir, al mejor estilo de la otra T, cuando la generala del banco de Costa Rica. Igual Trouville siempre estuvo arriba en el partido y cambió con un par de triples de Zaballa y Marcelo Pérez, sumando foul y gol. En el final un raro caminar cobrado a Martín Aguilera dio la última pelota a Cordón, que desde muy lejos mandó el tiro de Lazzaroni, que con tabla embocó el triple que le dio la victoria.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
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