Egipto va a definición tras un partido casi escapado de un libro de Fontanarrosa.
Finalmente sólo se conocen 4 de los 5 clasificados por África para la fase final de Sudáfrica.
Después de un recibimiento poco amistoso por parte de algunos egipcios que apedrearon el ómnibus de los argelinos y les rompieron la cabeza a un par de jugadores, Argelia estaba consiguiendo una histórica clasificación por diferencia de goles dado que perdía 1 a 0 con Egipto, que la alcanzaba en puntos pero no en diferencia de goles. El árbitro sudafricano Jerome Damon tuvo que usar las dos manos para marcar que había que jugar seis minutos de prórroga por el tiempo perdido. Y ya saben cómo son estas cosas. Faltaban 30 segundos y un cabezazo salvador de Emad Meteab colocó el 2-0 y marcó la igualdad entre Egipto y Argelia. El estadio internacional de El Cairo ardía con sus 75.000 hinchas poniéndole brasas a la cosa, casi como si fuera sacado de uno de los capítulos del inolvidable libro de Roberto Fontanarrosa Best Seller en el área 18.
La apertura del marcador llegó en el minuto dos por parte de Amr Zaki. Con el gol y el apoyo del público, los faraones se fueron con todo al ataque. Y así fue durante todo el partido, con los argelinos defendiendo con 10 y con Lounes Gaouaoui como figura excluyente durante todo el encuentro.
El Estadio ardía, y el tiempo parecía cada vez menor. Pero un centro de Sayed Mohamad culminó con un cabezazo al segundo palo de Meteab que desató la locura. "La cuenta regresiva se apagó al momento y tan sólo se escuchó en el estadio el débil chasquido del césped al ser doblegado por el leve peso de la pelota en su marcha hacia la línea de sentencia.
-Gol, gol, gol- musitó el sirio, augurando la definición y sin creerlo todavía. Sintió la picazón insoportable de la transpiración filtrándose en sus ojos, el dolor cimbreante que le fulguraba el pie derecho, todo el cansancio en los muslos apoyados ahora sobre el muelle de la grama, recepcionó el áspero y fresco contacto de lo verde bajo las palmas de sus manos, lo inundó aquel olor natural y perenne de lo vegetal y contempló de pronto, alucinado, cómo frente a su vista extasiada estallaba el piso de la cancha, cómo desde las entrañas de la tierra una fuerza recóndita vomitaba al exterior toneladas y tone-ladas de magma, piedra, y chorros de vapor.
Vio cómo desaparecían de su vista el arco rival y el balón ante la erupción que con fuerza de ardiente champaña buscaba el cielo entre humos sulfurosos, lavas líquidas, viscosas, solidificadas, nubes de cenizas y guijarros de todo tamaño.
Vio también derrumbarse las tribunas como si fuesen de caramelo cristalizado y abatirse heridas de muerte las torres de iluminación.
El sirio aplastó su frente contra el césped, estrujó con fuerza la gramilla, pasó revista a la fatiga de su cuerpo y alcanzó a pensar, antes de perder el conocimiento, que no sería aquélla, por cierto, una desagradable manera de morir."
Ante esta situación de paridad total, la FIFA decidió fijar un partido de desempate a jugarse este miércoles en Sudán. Serán 90 minutos más de sufrimiento, serán 90 minutos más de pasión entre dos rivales que tienen la doble motivación de clasificar y a la vez eliminar a su oponente.
lunes, 16 de noviembre de 2009
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