Vale otra: Nacional se destapó y forzó la disputa de una nueva y última tanda de partidos ante Defensor
Nacional pidió la repetición de la serie, por contundente más que por convincente. Seguirá jugando ante Defensor, pero ahora por un premio mayor, el de la mismísima copa de Campeón Uruguayo. Forzó el pasaje a la serie final con un 3 a 0. Exagerada en los números pero no por ello inmerecida, la victoria instala esa sensación de favoritismo del grande contra la que Defensor tanto ha peleado en los últimos tiempos. Al campeón vigente se le vendrán estadios con más gente, partidos con la presión que su rival se terminó de sacar de encima tras el pitazo de Silvera. Porque el trámite evidenció que había empezado a sacársela 80 minutos antes, cuando el arquero Muñoz contuvo un penal que marca un antes y un después en el diario del jueves.
El golero tapó con sus piernas un mal remate de De Souza. Más que nunca, una pena para Defensor. Iban 10’ cuando el melense tiró el penal bajo y al medio. La oportunidad perdida fue una de las consecuencias del trámite forzado por el tuerto de los primeros minutos. Pintos confirmó la relevancia ofensiva que ha cobrado en los últimos tiempos y se metió en el área sacando la falta desaprovechada. Su ida fue una de las tantas que acumuló el violeta del arranque, que tocó la puerta ajena pero no se decidió a entrar.
La sensación de a.P. y d.P. (P de penal) fue bajando a la cancha ni bien pasó el sacudón de los 10’. Defensor no pisaría con decisión el área de Nacional hasta pasada la media hora, dato que no puede brindarse sin señalar que en el medio los dirigidos por Pelusso pasaron a ganar. El Morro tiró su penal como si hubiera quedado impresionado tras el desacierto de De Souza. Buscó la punta derecha de Silva con tal determinación, que el balón que abrió la cuenta se metió en el arco de la Amsterdam recién después de dar en un caño. Fue un acierto merecido si se tiene en cuenta el rol asumido por Nacional tras el trance salvado, aunque premiara más su determinación que su fútbol. El de Pelusso es un equipo que garantiza lucha en cada pelota. Lo demuestran Medina, García y el doble cinco. Casi con la misma fuerza, repite limitaciones en el manejo, muchas veces durante períodos largos. Ayer, el Flaco Fernández puso su memoria al servicio del fútbol. Fue el de los primeros tiempos y, por lo mismo, de lo mejor que se vio en el Centenario.
Defensor, de partido chato, tuvo dificultades en la contención y poco de creación. Carlos Díaz pegó más de lo que jugó y jugó más de lo que debió, porque Silvera le perdonó la vida dejándole pasar faltas cometidas cuando ya estaba vigente la amarilla que arrastró desde que a los 15’ castigó a Matías Rodríguez. De Souza no tuvo la misma suerte. Le entró duro a Coates y dejó a su equipo en inferioridad numérica a los 60’. Quedó condenado a perderse la final del domingo al redondear una noche para el olvido, de fuerte contraste con sus tantas buenas del pasado reciente.
Su salida desarticuló el plan empate ideado por Da Silva, que un minuto antes había puesto a Vila por Marchant para quedar con tres delanteros. Resultado: Defensor cerró el encuentro partido, con Amado y Díaz haciendo de tripas corazón en la estancia del medio. Nacional sufrió durante algunos minutos pero, finalmente, consiguió jugar con los espacios y estiró el marcador para estirar la serie. La nueva instancia asegura, al menos, dos encuentros más. Cuando se pase raya y haya un campeón, tricolores y violetas habrán jugado entre cinco y seis veces. Aunque usted no lo crea.
Martín Rodríguez
jueves, 9 de julio de 2009
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