Los negriazules festejaron empate obtenido con viento en la puerta
El partido inaugural de la Liguilla Pre Copas Libertadores y Sudamericana terminó 1 a 1, por lo tanto repartió un punto para cada equipo pero la sensación fue otra. Los hinchas de Liverpool festejaron el pitazo final porque se concretaba la salvación de una derrota esbozada durante todo el partido disputado el sábado, en el Parque Rodó, entre nieblas cercanas, lloviznas espaciadas y humedad generalizada.
Los de Racing lamentaron no haber aprovechado sacar tres unidades de un encuentro que les fue siempre favorable y donde tuvieron la ventaja de tener superioridad numérica durante más de 50 minutos.
Todos quienes allí estuvimos diremos que Liverpool ganó un punto y Racing perdió dos. Los cuatro planteles participantes del torneo que vieron el choque del Franzini por tevé recibieron con agrado que ninguno de los dos partiera en punta y que se repartieran dos puntos en vez de llevar tres un solo equipo.
Las lluvias no dejaron impedimentos sino un césped parejo y rápido que favoreció la realización de un buen partido con dos equipos que fueron en busca de la victoria con armas que parecieron superiores por el lado del colectivo del ingeniero Juan Verzeri, pero que tenían del otro lado la individualidad desequilibrante de Marcos Marcelo Tejera, amanzanado con sus aportes de calidad en cada pelota que pudo capturar. Y esto último decidió el empate final.
Los planteles liguilleros llegan con bajas de pos temporada. Los albiverdes tienen la del buen zaguero Sebastián Díaz, a quien contrató el Comunicaciones de Guatemala, falta que no sienten en exceso dado que, debido a lesiones, no jugó en la última parte del Torneo Clausura estabilizándose en esa zona Héctor Hernández y el ex Sud América Rodrigo Brasesco. Más afectado fue el negriazul, ya que Rodrigo Vázquez volvió a Ucrania, Máximo Lucas se fue a Honduras y el buen todoterreno paraguayo Eduardo Aranda finalizó su contrato.
Verzeri presentó a su equipo con el removedor sistema madre que ha utilizado en la actual temporada, con cuatro zagueros, dos volantes, tres enlaces y un delantero de punta. La existencia de tres enlaces de buen pie hace que cuando el equipo está en ataque se llegue con cuatro hombres al área rival y cuando debe recuperar la pelota su zona del mediocampo se torne muy fuerte.
Lo mostrado por el equipo de Favaro fue algo más primitivo apoyado en el sacar y sacar del pelado Nicolás Correa, en la rusticidad peladora de Macchi y el moreno Sánchez, en la espera del brillo que le pudieran sacar a tanto esfuerzo Tejera y también Pezzolano para enganchar con dos delanteros peligrosos, Emiliano Alfaro, ayer dos puntos por debajo de lo que puede dar (la mejor jugada con tiro al arco la hizo justo cuando el DT había decidido su reemplazo) y Figueroa.
Todo transcurría con normalidad hasta que en una disputa fuerte de las tantas producidas en el juego de la zona media al Papa Pezzolano se le saltaron los tapones y escupió a Jonathan Blanes. Ya expulsado discutió largamente con sus propios hinchas que le objetaban su irresponsabilidad.
Esa baja y el 1-0 vigente desde 20 minutos antes con el cabezazo ganador de Brasesco en un tiro libre al área, parecían marcar el rumbo hacia un claro triunfo racinguista.
No fue así y la responsabilidad mayor fue del equipo de Sayago, que más que acentuar sus métodos de ataque en profundidad pecó dándole más importancia a la teoría de conservar la ventaja ya obtenida lateralizando el juego o enlentenciéndolo y fallando a la hora de ser contundente en el área rival.
A la vez hay que hacer notar la contracara. "Obligado cualquiera pelea", pareció pensar y proceder en consecuencia Eduardo Favaro. Al empezar el segundo tiempo corrigió un punto flojo de su defensa y, al mismo tiempo, la redujo al mínimo planteando un 3-3-1-2 con la entrada de Montero y con Rodales entre los volantes. Tejera seguía jugando lo que siempre hizo, moviéndose suelto y tratando de capturar pelotas, con ayuda de sus compañeros, y darle más brillo e incisividad a los pocos ataques que podía tener. El rubio jugador, ya en la última fase de su carrera, es de ésos que tienen dos jugadas preparadas, por cercana que sea la presencia de un rival. Primero intenta el pase que hiere a la defensa rival y lo logra muchas veces. Caso contrario, cuando ya la marca lo acosa, siempre encuentra un compañero con el cual mantener la pelota en poder de su equipo. Era el arma de Liverpool y gatilló cuando empezaba a jugarse el último cuarto del partido. Su pase en profundidad a Figueroa, que culminó muy bien, con contundencia, no fue el único de esa calidad pero fue el que plasmó en gol.
A partir de esa situación de empate, Racing siguió insistiendo en busca de los tres puntos pero empezó a jugar contra los 10 de Liverpool y el reloj. Además, los dos cambios posteriores al gol no tuvieron un objetivo claro: la entrada de Larrosa se decidió para otra situación, cuando el equipo todavía iba en ventaja, y la modificación de zaguero por zaguero (Danny Tejera por Héctor Hernández), directamente no se entendió al quedarse con Balsas y el Faluchito Silva en el banco.
Para ambos, el futuro todavía existe, más en un torneo que tiene premios para cuatro y castigo sólo para dos. Racing hizo un partido donde fue ganador potencial y resignó esa posibilidad cierta. Liverpool encuentra estímulo al haber sacado el mejor resultado posible con el mérito de no haberse dado por vencido antes de tiempo.
Jorge Burgell
sábado, 18 de julio de 2009
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