Liverpool cerró la temporada 2008-2009 con clasificación a la Copa Sudamericana
Futbolísticamente hablando, las 15:46 del 5 de agosto fueron la 0 hora de un 1 de enero. Ayer terminó el año futbolero, quince minutos antes de las cuatro de la tarde. Fue en la cancha de Danubio, donde Liverpool derrotó 1 a 0 a Defensor Sporting en el encuentro de desempate que definió el cuarto puesto de la -según parece- última Liguilla por ahora. Lo que sí quedó para la historia fue el desenlace, porque disparó la primera clasificación negriazul a una copa internacional. Sin tiempo para sidra ni pan dulce, los de Belvedere encaran su inédita preparación para un certamen continental oficial. Debutarán ante Cienciano el jueves 13, por la primera fase de la Sudamericana. Completarán el espacio del fixture otorgado a “Uruguay 2”, el que Defensor peleó como último intento por cerrar con una sonrisa un año que increíblemente lo dejó con las manos vacías.
Pocos hinchas desafiaron la rareza repetida de programar fútbol un miércoles casi al mediodía. El ambiente de práctica recién se cortó cuando Nicolás Correa embocó un zapatazo en el arco de Silva a 10 minutos del final. Defensor casi no pudo responder, porque su rival asumió la defensa de la conquista a puro sacrificio y le cerró los caminos. Las imágenes más emotivas estuvieron en la tribuna, donde los hinchas del recién llegado al fútbol de América no escatimaron llantos y abrazos con tal de demostrar cuánto les importaba el logro findeañero.
Ya no estaban como para discutir si Favaro había armado bien el cuadro o si debió volverlo más rápido. Menos para fijarse en que Defensor había sido superior. Sin embargo, aunque sean ideas secundarias en la cabeza de un negro de la cuchilla emocionado hasta las lágrimas ante la sola idea de leer Liv (Uru) en el ángulo superior izquierdo de la pantalla de Fox Sports, algunas no dejan de ajustarse a lo que pasó.
El histórico gol de Correa llegó cuando el partido se encaminaba hacia un alargue más discutido por Defensor que por el ganador. Lo del violeta, si no mejor, había sido menos malo que lo del negriazul. El encuentro se jugó despacio, con casi tantos cortes como los de la televisación. Apoyó sus mejores momentos en algunas llegadas tuertas, aunque su culminación haya estado más ligada a remates de distancia que a intentos cercanos al arco. Los de Ferrín volvieron a pagar el precio de la falta de peso ofensivo, en la ocasión, inflado por la ausencia del Chino Navarro, que sucedió a la partida de Viruta Vera, que sucedió a la de… y así. La cadena de bajas hizo que el DT optara por despedir el año con la extraña dupla atacante De Souza-Techera, que gozó de su mejor oportunidad cuando a los 15’ el juvenil no logró transformar en gol una linda situación, tras una salida en falso de De Agustini que le donó más de siete metros de arco. La jugada del técnico, que dejó a Mora en el banco de suplentes, sacó del medio al melense y le tiró la pilcha de creador a Carlitos Díaz, que empezó mejor de lo que terminó.
Los aportes de Liverpool estuvieron más vinculados a la marca que a la creación. La destrucción quedó bien cubierta por la velocidad de Alves, la presencia de Correa y el despliegue de Macchi. A la hora de jugar, la ductilidad de Sánchez importó más que algún pase con el sello de Tejera. Lalinde, más que Figueroa y hasta que Alfaro, estableció una buena conexión medio-ataque abierto por la izquierda y aportó su grano de arena para pinchar la pelota durante los 10 minutos prefestejo.
Liverpool cosecha después de casi una década de siembra, lectura que suaviza los cuestionamientos que puede despertar su victoria y viste la clasificación de premio justo con el trabajo acumulado en la era Palma. Aunque, si de justicia se trata, rompe los ojos el hecho de ver a Defensor con las manos vacías tras un año que lo llegó a tener a un gol de ser Campeón Uruguayo hace cuestión de un mes.
Martín Rodríguez
jueves, 6 de agosto de 2009
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