lunes, 31 de agosto de 2009

Ciento mucho

Nacional derrotó a Tacuarembó en el minuto 100 y con un arbitraje para lamentar
Cuando en el Parque Central tricolores y rojiblancos igualaban a cero y ya jugaban los descuentos, una denuncia del primer asistente Marcelo Gadea terminó de enterrar la calificación de la tarea arbitral. El línea denunció una infracción invisible del portero tacuaremboense García pese a que antes había fauleado Matías Rodríguez, en una jugada que el árbitro Aguirregaray ya había dejado atrás. El golero se fue expulsado y Tacuarembó, que ya había hecho todos los cambios, cerró el partido con un volante como arquero. Para colmo, el juez exageró con lo descontado. Llevó el encuentro a un minutaje centenario, que coincidió con el remate fuerte de Diego Vera que señaló el 1 a 0 definitivo para Nacional.

Tacuarembó hizo un partido interesante, gracias a un desempeño defensivo que fue en ascenso. Luego de los padecimientos del primer tiempo, en el que Álvaro García se mandó no menos de dos atajadas de las pesadas para impedir que Nacional aprovechara su mejor pasaje, los tacuaremboenses se mostraron capaces de hacer algo más que defender. Los minutos más cercanos al desenlace con escándalo, tuvieron tres rojiblancas de las buenas: Guillermo Dutra, Nicolás Pereira y Baltasar Silva no pudieron concretar a los 75’, 82’ y 85’, respectivamente. La capacidad demostrada para aprovechar el desorden creciente de un Nacional que terminó dejando de lado la pulcritud, no se vio correspondida por la puntería.

El hecho de que las tres situaciones de riesgo mencionadas no hayan sido protagonizadas por puntas, denuncia que los delanteros Machado y Refatti fueron más importantes desempeñando roles como los de presión y marca que en la búsqueda del gol, con la que colaboró más el ingresado Dos Santos. Al equipo de Almada le faltó más peso en el área, donde el local mostró inseguridades en Lembo y Aranda. Una vez más, su línea media repitió rendimientos para el destaque. Pozzi y Pereira confirmaron que forman una pareja destructora de respeto y, más que Franco Sosa, Sebastián Sánchez combinó marca con manejo. Algo parecido pero no igual a lo que aporta Baltasar Silva, el lateral derecho que se ha vuelto un puntal del equipo mitad jugando y mitad metiendo.

Pese a las buenas notas de varios de los raspadores que visitaron La Blanqueada, Matute Morales jugó un partido para recordar. Habilitó en corto y en largo y hasta trasladó la pelota bien y lindo. Fue el dueño de los aplausos más resonantes y, en parte, también del grito más fuerte. En medio del desorden del final puso la última cuota de lucidez al servicio de la jugada del gol. Punteó con sutileza hacia el medio del área un balón que generó el rechazo que benefició a Vera, que anotó un gol pesado en toneladas justo el día de su retorno.

Antes de su vuelta, la de Regueiro no arrojó tantos desbordes como los esperados. Del otro lado, Álvaro González se quedó con las ganas de intentarlo, porque fue ignorado en varios avances. Eran imágenes de un equipo nervioso, distinto al que jugó rápido y por bajo cuando dominó el primer tiempo, con Núñez, Cabrera, Blanco y Balsas al compás de Matute. Sin embargo, el gol prefirió llegar cuando los méritos habían pasado a la historia. Para colmo, luego de un fallo condicionante y más allá del reloj. Sin razón ni tiempo.
Martín Rodríguez

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