lunes, 3 de agosto de 2009

Una pena

Obra en tres actos
Ante 1.300 personas, Atlético Fernandino le ganó de visitante el clásico a Libertad de San Carlos, forzó los penales y se quedó con el pasaje a la final de la Copa de Clubes Campeones del Interior.

Prólogo
Ayer el único equipo del interior que ha ganado una copa internacional, el Torneo Sudamericano de Clubes Campeones del Interior, en 2001, Libertad de San Carlos, fue derrotado por penales por el último campeón de la Champions Criolla, el Atlético Fernandino.

Si bien las dos instituciones son vecinas -unos pocos kilómetros separan a carolinos de fernandinos-, un abismo separa al Penado de Atlético. Libertad, tetracampeón del interior, un equipo popular por excelencia, pintoresco y bullicioso, que ha conformado un plantel joven con mucha dinámica y juego vistoso.

El Atlético Fernandino es un club pudiente, con una hinchada no tan numerosa -pocos hinchas visitaron el Álvaro Pérez de San Carlos-, que viene realizando, desde la temporada pasada, una triunfante campaña sustentada en la experiencia de algunos de sus hombres y en su efectividad en ofensiva. Un juego bastante pacato y conservador le ha dado muy buenos resultados.

Primer acto
Fabricio Bassa, el director técnico del Penado, mantuvo el mismo sistema táctico, carrasquianamente ofensivo, que ha propuesto durante todo el torneo: tres en el fondo, dos volantes de contención, dos por fuera de doble función, un enganche y dos puntas. Libertad arrancó con todo, sin guardar nada, metió al fernandino en el arco durante todo el primer tiempo, pero no concretó en el arco las buenas intenciones mostradas. Ante el toque preciso que los albicelestes desarrollaban en el mediocampo, Atlético Fernandino respondía con patas. Jugaban al monito los pibes de Libertad, a un toque, con los hombres de Alejandro Lladó. El partido pronto se picó y tufillo a hacha y tiza inundó el ambiente copero. Con un Menoses en la zaga que pide a gritos jugar en el profesionalismo, mucha pierna fuerte del experiente Techera y la conducción futbolística de Maxi Vivanco, Libertad parecía llevarse por delante a un adormilado y lerdo Atlético que se asomó, sin decisión y con timidez, un par de veces apenas al arco defendido por el interminable Tito Alayón.

Segundo acto
Todo cambió en el complemento. El último campeón salió con todo y avisó dos en dos oportunidades cuando Libertad buscaba reacomodarse en la cancha. Alayón, enorme, con mano cruzada saca una pelota del ángulo salida quién sabe de dónde y un minuto después ahoga un remate a boca de jarro cuando la centena de hinchas, llegada de Maldonado capital, decía presente ante la sorpresa de los carolinos. Da Rosa, Vivanco, Melo y Ramírez empezaban a lamentarse de la cantidad de mano a mano desperdiciados mientras a los 57' Raúl Icazuriaga, el hombre de ofensiva fernandino, el que quiso más durante todo el partido, la mandaba a guardar de cabeza contra el palo y se llenaba la boca de gol.

Viera agrede al golero fernandino, Maximiliano Rodríguez, y Libertad se queda con 10 hombres. Después fue todo vértigo: Libertad iba y el decano del interior contragolpeaba con un solitario Icazuriaga, luchador, goleador. Los palos, las patadas y los travesaños siguieron siendo protagonistas y, entre pitos, puteadas y redoblantes, se fue el partido y empezaron los penales.

Tercer acto
Con más resto anímico, más carpeta y experiencia copera, el Atlético no perdonó al Penado desde los once pasos. Alayón agarró uno pero Libertad erró tres. El arco estuvo cerrado toda la tarde para los carolinos y Maxi Rodríguez se agigantaba cada vez más en el arco del decano.

La única explicación que encuentro es que Sonsol el pasado domingo había pronosticado que esta llave de semifinales estaba cerrada a favor del Penado.

Epílogo
En el Álvaro Pérez quedó la sensación de que Libertad tenía todo para ganar pero no lo hizo. Le bastaba conservar el cero en el arco para acceder a la final: había ganado uno a cero de visitante. Al Fernandino poco le importó la inmadurez del conjunto albiceleste y con más chapa que fútbol se metió en la final y va por el bicampeonato contra Ferro Carril de Salto. Por su parte, el Penado 14, sin gloria y con pena, quedó eliminado en su casa y ante su gente.
Nicolás Delgado, de su viaje a San Carlos

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