domingo, 28 de septiembre de 2008
El crédito de la casa
Wanderers fue más que River y sumó su primer punto
Pese a que en la tabla marca un solo punto, Wanderers dejó el Viera con ilusión. Una vez que neutralizó a River, se soltó para dominar el partido y cuestionar la validez del 0 a 0 final. Su gente despidió a un equipo mayormente juvenil, con la terquedad del que aplaude fuerte sabiendo que el futuro cercano puede ser grato.
El partido hizo un click cuando Fadeuille anuló a Zambrana. El volante bohemio mandó parar el circuito zurdo que erigió a River en protagonista del inicio: desde que el enganche empezó a jugar con sombra, Souza y el Japo Rodríguez quedaron fuera de servicio.
Carrasco metió un tempranero cambio. Sacó a Porras y colocó a Montelongo para recuperar las piernas que se afanó Fadeuille. Pero Acosta no puso la bañadera. Cambió una eventual crisis por la oportunidad de salir a ganar. Retrucó colocando al volante Johnatan Pérez a jugar donde lo estaba haciendo el menos ofensivo José Ortiz, en la espalda de Montelongo.
El ego bohemio llegó hasta las nubes cuando Corujo encaró al Japo y a Tiscornia. El arquero García resultó el bombero de un River impotente, que el sábado sumó tantos delanteros como dudas. La seguridad del triángulo final, el juego de un Peña que parece haber salido más a la madre que al padre, los casi de Charquero y el fútbol de Pérez y González, completaron la cara de Wanderers. El bohemio dejó el ayuno echándole mano a la cantera. Su técnico parece haberse ganado la continuidad. Esa que puede mejorar los números si a la materia prima vista el sábado la acompaña una módica cuota de paciencia.
Martín Rodríguez
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