jueves, 20 de noviembre de 2008

Comme ci comme ça

La Selección apretó los dientes y obligó un empate con Francia
Estadio lleno, cancha exquisita y ambiente de fiesta a sólo 10 euros el asiento fueron el marco para el despliegue mayor del buen fútbol francés. La resistencia uruguaya dejó al partido sin goles y los hinchas parisinos sin festejo final. Nuestro rojo equipo también pudo ganar en una jugada de gol fallada por Cebolla Rodríguez o en un cabezo del Loco Abreu.
La selección uruguaya de Óscar Tabárez es respondona. Es lo que tiene. No hay desafíos imposibles para ella. Da lucha. Tiene sentido de equipo y no pasa papelones ante los grandes equipos.
Lo de ayer en París, en el festejo de los 10 años de inauguración del Stade de France, fue un encuentro sin estrés y sin exigencias desmedidas, en un amistoso-amistoso (más allá de que Cáceres agarrara groseramente a Ribery del hombro, tirándolo, y que Palito Pereira lo sacara de la cancha con un quite arrastrado) en el que Francia tuvo la iniciativa y los uruguayos, capacidad de respuesta.
No es poca cosa para un conjunto que tiene cierta grisura en lo que pueden aportar varios jugadores, al caso -y para hablar de los que entraron en el primer tiempo- Bruno Silva, Valdez, Gargano, Maxi Pereira y, en la noche francesa, hasta el Cebolla, Cáceres y Forlán, pero que no defecciona cuando tiene que cumplir como conjunto, y no luce pero consigue objetivos limitados como, en este caso, el empate.
Tanto para Domenech como para Tabárez este tipo de partidos amistosos -como los tantos disputados en todo el mundo ayer- son trampolines para otros compromisos oficiales que importan y se utilizan para acentuar trabajos colectivos de sus jugadores de exportación, ésos que andan por todo el globo futbolístico. En ese sentido, eso le sirvió al Maestro, que, como no es vidente y no sabía que fútbol uruguayo no iba a existir en la divisional superior por algunos días, no llevó jugadores locales para no interferir la competencia interna.
También se utilizan estos amistosos de fechas FIFA para hacer pequeños experimentos. Fracasado el intento de darle entrada al Malaka Jorge Martínez, lesionado en el fin de semana, quien tuvo la oportunidad total fue el ex Miramar Misiones, Quilmes y Argentinos Juniors, y actualmente jugador del Cluj rumano, Álvaro Palito Pereira. Aprovechó la oportunidad que le brindaban Tabárez y su cuerpo técnico, y realizó una labor más que buena llegando a ser una figura destacada (7). Los Pereira se ubicaron como laderos de Gargano, conformando una línea de volantes fuerte y disciplinada. En ella Palito -este casi desconocido para tantos futboleros uruguayos- fue el mejor, ubicándose siempre bien en la cancha, teniendo capacidad física y técnica y sin sentir esa prueba evidente a la que estaba siendo sometido, haciéndolo con gusto y ganas de dar.
Otro destaque evidente es el que se ganó -otra vez- Luisito Suárez, quien puso en aprietos a la defensa francesa en varias oportunidades, en el primer tiempo acompañando al apagado Diego Forlán y en el segundo -hasta que salió agotado- constituyendo una dupla de ataque salteña junto a Cavani.
El gol uruguayo pudo haber llegado cuando a los 21 minutos el zaguero Mexes falló en una salida, Forlán le interceptó la pelota y, en su mejor acción, puso al Cebolla de cara al arco, pero al lacazino el disparo se le fue afuera. La otra posibilidad clara fue una de especialidad de Abreu a poco de entrar a disputar los últimos 25 minutos: un cabezazo neto se le fue ancho aunque apuntó bien.
Nos ahorramos las oportunidades que tuvieron los azules haciendo honor, como periodistas parciales en este caso, a la máxima que dice que “las pérdidas las cuente otro”. De todas formas cabe ajustar los hechos y decir que no fueron tantas ni abrumadoras las llegadas al área uruguaya. Y cuando fue requerido, salvo en una salida en falso, Carini respondió con solvencia.
Ni franceses ni uruguayos están teniendo una fase clasificatoria del Mundial 2010 cómoda. Lo que mostraron ayer no les debe de haber satisfecho totalmente, pero no les hará entrar en fase de desilusión e irán por éxitos que saben no serán fáciles en sus próximos partidos.
Jorge Burgell

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