domingo, 23 de noviembre de 2008

Lejano oeste

Villa Teresa y Huracán empataron y quedaron un poco más lejos de la punta

Para un montevideano con cabeza esteña, llegar a Nuevo París es cruzar media ciudad, toparse con el raro obstáculo que representa una vía de tren, recurrir a las más extrañas posibilidades combinatorias que ofrece el Sistema de Transporte Metropolitano y encarar un laberinto de curtiembres y cuadras largas. Ahí, detrás de las cortinas bajas de un desierto Paso Molino, el Parque Salus cobijaba a los vecinos Villa Teresa y Huracán del Paso de la Arena. Vibraron y empataron a uno, vieron cómo se les alejó un pasito más el líder Oriental y cómo se les vinieron encima Coraceros y Basáñez.

Mar de Fondo y Albion les dejaron la tierra revuelta y la cancha caliente. Porque bajo el sol cruel de la primera hora, el Marde dejó de lado su vieja condición de colista sin goles a favor y derrotó por la mínima a su -hasta ayer- referencia más cercana: el histórico Albion, con su único punto a cuestas, volvió a ser el último de los últimos.

El Villa y Huracán estaban en otra. Llegaban tercero y cuarto, respectivamente. Jugaron al compás de la batucada albirroja, acompañada por 500 hinchas que llenaron de color el después de la siesta. Pero los primeros en gritar fueron los 30 que bailaron en la abandonada tribuna visitante. Es que a los 14' el goleador Stelmak puso el 1 a 0 para los de Paso de la Arena.

Villa Teresa creció empujado por su gente. "¡Comprale una moto!", gritó una de sus hinchas cuando un kinesiólogo rival con pinta de luchador de sumo entró a la cancha jadeante para asistir a un lesionado. Y fue ese mismo colaborador el que dejó la vida cuando el delantero Souza perdió momentáneamente el conocimiento avanzado el segundo tiempo, y los nervios le ganaron a un partido interrumpido durante un par de minutos.

Pasó de todo. Los locales acorralaron al Hura desde que Romaniello -el mismo que empató- se tiró a la derecha y Díaz y Rocha llegaron desde atrás. Sin embargo, Stelmak casi repite para ganar a poco del final. En esa de todo a pulmón que transmite la ex C, el Villa sopló más. Diga que el experimentado arquero Aires mandó callar tantas bocas como fuera necesario para que Huracán saliera del (y se fuera al) paso.

Martín Rodríguez

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