lunes, 3 de noviembre de 2008

El tiempo está después

Danubio mató el invicto cerrense cinco minutos pasada la hora y quedó segundo
Sobre el arco este de la cancha de Fénix, con una escenografía hecha a medida del frustrado salto cerrense a la punta, la franja descargó un balde de agua fría que cambió el programa del domingo capurrense. En los descuentos de los descuentos, Sergio Rodríguez cabeceó tras un córner ante una disminuida zaga albiceleste para decretar el 1 a 0. La tarde del Cerro primero terminó siendo la del Danubio segundo.
Los de Repetto nunca pudieron. Su gente los empujó desde dos abarrotadas tribunas, como con ganas de volver visible y audible la localía consagrada por el fixture, de bajarla a tierra. Pero el equipo hizo poco más que poner.
Tuvo su que ver el despliegue de la maquinaria danubiana. Incontenible, Leal portó la llave que hizo girar Rodríguez cuando caía el telón. Ferro y Arévalo Ríos anularon el fútbol albiceleste, confirmando que juntos conforman un peaje carísimo. Cerro lo pagó con la renuncia a su habitual proyección por las puntas, ayer inexistente. Andrés Rodríguez nunca recibió en el área, Caballero dejó en el ropero la camiseta de tercer delantero y Aliberti -el que más quiso- no tuvo a quién tirarle una pared y se fue temprana e inexplicablemente de la cancha.
Con Cerro maniatado, sin generar una sola jugada de riesgo sobre el arco de un Conde que hizo poco más que tomar 90 minutos de sol, el partido pareció jugar sus boletos a lo que propusiera Lasarte. Los pasajes más prolijos del nudo que fue el primer tiempo estuvieron cerca de Leal y su insistencia. Era cuestión de acompañarlo más.
Jorge García, Baldi y Delgado respondieron a esa necesidad llegando desde el banco, para que Danubio pasara de menos malo a mejor, que rima con merecedor. El primero fue a jugar como punta por izquierda, para que el equipo quedara con tres atacantes. El segundo entró por Ferro, para lanzarlos mejor. El tercero sustituyó a Mena, que nunca encontró espacios para hacer su juego. Y terminó metiendo el centro del festejo.
El albiceleste sumó pasitos hacia atrás. Empujado por Danubio cuando se evidenció su supremacía y por sí mismo cuando quedó en inferioridad numérica. Porque al perder por expulsión a Pallante a 11' del cierre, Repetto quiso congelar el malogrado punto quitando al delantero Rodríguez y poniendo al zaguero Godoy. Antes no había conseguido que Cabrera y Regueiro lo sacaran del corralón.
Las manos de Muñoz defendieron a muerte el empate que una sucesión de tiros de esquina llevó a la cuerda floja. Y exactamente antes del último, una denuncia del línea Hartwig anotó una baja pesada para la azotea cerrense. El asistente vio algo que los restantes 3.499 presentes no notamos, e hizo que el árbitro expulsara al largo Sebastián Martínez.
Cerro encaró la última batalla sin un soldado clave, y se rindió cuando la cabeza de Rodríguez metió sucia la Dal Ponte en el arco. Shock en Capurro: 2.500 cerrenses con la vista clavada en una tribuna visitante dada vuelta. Tres puntos rumbo a La Curva, saludados a la pasada en 8 de Octubre y Jaime Cibils.
Martín Rodríguez

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