domingo, 23 de noviembre de 2008

Un penal

Es posible que aun con conocimiento absoluto de causa y del reglamento, los jugadores y tal vez los integrantes del cuerpo técnico y los dirigentes no hubieran tomado en cuenta la sugerencia, pero la salida ideal para Durazno cuando lo sometieron a tamaña injusticia de quitarle un gol hecho y derecho era no haber seguido con el juego hasta que los rivales sacaran del medio.
Resistencia pacífica a lo Gandhi y sin generar violencia. Cuando después de haber marcado el gol, Aguirregaray entró en la duda y se convenció -o no- de que la pelota no había entrado y que por tanto era córner, los duraznenses debieron abstenerse de ejecutar un tiro de esquina que no les correspondía y esperar a que un correveidile de los que nunca falta en una cancha y menos si el partido es televisado, que venga y le diga al cuarto árbitro que fue gol, y que éste, el colegiado de afuera , le haga saber a sus compañeros que no metan más la pata, que la guinda entró, que 2 a 2 y pelota al medio. No podía haber llevado más de dos minutos que el Medina Cantalejo del Capurro se enterara de lo que estaban pasando en el camioncito de la T y avisara. La resistencia pacífica hubiera ayudado a que el gol se convalidara y además hubiera evitado lo peor: que una vez que la pelota se pone en juego ya no se pueden revisar las decisiones. Así lo dice el reglamento en su página 22, donde especifica la Regla 5: "El árbitro: Las decisiones del árbitro sobre hechos relacionados con el juego,incluido si un gol fue marcado o no y el resultado, son definitivas. El árbitro podrá modificar su decisión únicamente si se da cuenta de que es incorrecta o, si lo juzga necesario, conforme a una indicación por parte de un árbitro asistente o del cuarto árbitro, siempre que no haya reanudado el juego o finalizado el partido".
Los duraznense fueron y tiraron el córner y ya no hubo vuelta atrás. Lo más que puede pasar es que Aguirregaray haga un buen pedido de disculpas por su error, que en todo caso va a ser mejor a que se esté preocupando por el uso de polleritas de las árbitras.
Martín Ehz

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