domingo, 16 de noviembre de 2008

Tiqui-tiqui no, Cerro-Cerro sí

Aunque no fue un gran partido, los albicelestes lograron gran victoria
El único gol del partido costó en producirse y recién llegó a los 25´ del ST. El equipo de Repetto se mostró equilibrado, prolijo y con ajustadas ambiciones, produciendo mejor fútbol que la alicaída formación de River.
La cancha despareja no ayudó, el viento fuerte y cruzado menos. Cerro y River Plate quisieron jugar buen fútbol y muy de tanto en tanto lo lograron, seguramente por las razones mencionadas, tal vez porque River no fue River, al menos en este partido. No fue el del tiqui-tiqui, quiero decir.
Carrasco sigue experimentando: presentó defensa y ataques numéricamente fuertes. Jugó con cuatro defensas y dos volantes de contención para cuidar su arco. Puso un enlace y tres delanteros netos. Obviamente el medio juego estaba débil y esa zona, como en el ajedrez, es vital en el fútbol.
Si se observan los datos elementales de su campaña en este Apertura se comprueba que tiene menos de un gol convertido por partido, contrastando con su alto porcentaje de goles en el Uruguayo anterior. Ya no da espectáculo y es menos efectivo. Sólo ganó tres veces en once presentaciones. Cuando llegue la hora del balance habrá que ver cómo rindieron y engarzaron en el equipo los nuevos integrantes del plantel, adquiridos de urgencia y en cierta abundancia antes de comenzar la Copa Sudamericana de corta historia. Hablamos de Ibáñez, Rizotto, Porras, Vitabar y Meloño, entre otros. Por otra parte las formaciones que presenta Carrasco son muy cambiantes y tal vez como consecuencia de ello no estabiliza sus rendimientos.
Cerro, por lo contrario, rinde parejito. Apenas perdió un partido en once, le han convertido sólo cuatro goles y tiene uno de los mejores saldos de gol. Tiene un excelente balance en el funcionamiento ofensivo-defensivo. Una base salida de sus fuentes. Un gran golero, un andar colectivo de maquinita y valores individuales valiosos en todas las zonas: el nombrado Muñoz, los zagueros ausentes el sábado Martínez y Pallante (lo que llevó al DT a realizar un efectivo trabajo de reconstrucción de su estructura básica), los volantes de trajín y desdoble Caballero y Trujillo, la baquía de Pellejero y Dadomo (este último afirmado como volante), diamantes a pulir como Matías Cabrera y Cristian Vaquero, más un delantero en ebullición como Raúl Molina. Todo reunido es bastante y explica por qué disputa lugares en la parte alta de la tabla de posiciones.
Que no hayan hecho un buen partido ya está explicado. Y en relación a que Cerro fue mejor en el armado de jugadas y en el número de llegadas a la zona de peligro no hay discusión.
El triunfo local fue lógico. El inmenso y variado griterío de festejo final de su hinchada, en la vuelta al sancionado Estadio Tróccoli, fue emotivo de por sí. Además, resultó muy gratificante y estimulante para las triunfadoras huestes de Repetto y Bondelas.
Jorge Burgell

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