lunes, 22 de junio de 2009

Lo que no te di

Primera final: Nacional lamenta un empate generoso con Defensor
Defensor quedó a tres puntos de ser campeón uruguayo, luego de sacar un punto ante un Nacional al que esta vez el reglamento le jugó en contra. Como los tricolores ante Palmeiras, ayer los violetas jugaron con los papeles en la mano, sabiendo que el puntito era puntazo. Y, a veces a puntazos, alejaron el riesgo repetido por un Nacional que jugó para más que un 1 a 1.

Con mal tiempo, poca gente y una cancha impresentable, Nacional y Defensor empezaron a definir el Campeonato Uruguayo con un empate a uno. Iniciaron la serie que es final para uno pero semifinal para el otro, la seguidilla de partidos con un piso de dos y un techo que puede llegar a los seis. Más que poder, Nacional debió ganarlo. Dominó con claridad gran parte del primer tiempo y todo el segundo, en el que jugó media hora con diez futbolistas, pero no pudo marcar la diferencia. En realidad, cuando la marcó no pudo ni festejar porque Defensor le empató con un remate de distancia, prácticamente el único de la tarde con dirección al arco de Muñoz.

El equipo de Da Silva salió a la cancha con un esquema diferente al habitual. El técnico armó una línea de tres y puso un solo delantero neto, Diego Vera, que se nutrió del adelantamiento de De Souza y, algo menos, del de Marchant. Hasta mediados del primer tiempo, momento en el que se acrecentó el dominio de Nacional, los violetas exhibieron algunas subidas prometedoras de lo que el equipo finalmente no haría. Defensor insinuó tener un arma interesante cuando Ariosa y De Souza llegaron por la banda zurda, mientras los dirigidos por Gerardo Pelusso demostraron que era una tarde de tránsito por el medio. Nacional, que generaría varias situaciones de riesgo, generalmente eligió el camino del embudo. Allí, los toques cortos de Lodeiro, Medina y Bizcayzacú pusieron en aprietos a una línea final muchas veces desbordada y, por eso mismo, también al arquero Silva: a los 23' respondió ante un tiro libre de Domínguez, a los 33' ante un intento de Arismendi, a los 35' ante una media vuelta de Medina y, en una de las más claras, a los 26' salió despavorido a ahogar al argentino Matías Rodríguez, en jugada de mano a mano que terminó afuera sin que el arquero tocara la pelota.

La lista de intervenciones del portero, ampliada en cantidad y calidad durante el segundo tiempo, sirve como reflejo del quiebre que Nacional marcaría luego de los minutos iniciales más bien parejos. Está atada, también, a la lenta renuncia que el equipo de Da Silva hizo al activar aquel circuito zurdo que por momentos le rindió. Coincide con un fútbol de pases largos que no generó mayor riesgo sobre la defensa de Nacional.

Los tricolores, también con tres atrás, sumaron riesgo con cada incursión de Matías Rodríguez. El argentino, que del clásico para adelante no paró de hacer buenos partidos, tampoco paró de llegar con criterio por la banda derecha. Da la impresión de que a la tendencia al alza que traía su rendimiento, se le sumó el beneficioso plus del cambio de sistema, que ahora lo lleva a jugar como carrilero diestro y le otorga mayores responsabilidades ofensivas.

De tan enchufado, se le fue la pierna dos veces, dándole lugar a la indiscutible expulsión que dejó a Nacional con diez futbolistas. Hasta en eso colaboró con señalar los méritos de su equipo, porque el predominio tricolor se volvió aún más llamativo desde entonces. Si cuando estaban en igualdad de condiciones Nacional dominaba y se notaba, la inferioridad numérica le dio al predominio una cuota meritoria que lo volvió más notorio.

Los violetas intentaron aprovecharlo proponiendo, desde el sistema, su versión más osada. Navarro entró por Ariosa y el equipo pasó a jugar con algo parecido a un 3-3-1-3. Éste, a diferencia del carrasquista, no revertiría. Porque la osadía nunca bajó del esquema a la actitud del equipo, que terminaría defendiendo el punto, mientras Nacional apelaba a los ingresos del Morro, Matute y el Flaco Fernández.

La pelota no entró. No hubo vuelta y, lo que más incomoda a los bolsos es que una derrota en la segunda final hará que haya una, pero en color violeta.
MR

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