Sud América venció 1-0 a Fénix postergándole la vuelta olímpica
Hay olor a mar de fondo. El río está más plano que un espejo con amenaza de lluvia y bajo un cielo de plomo. Sud América se atrincheró y metió pulmones, guadaña, alma y un par de ácidos suelazos para aguantar el 1-0 y dejar con las ganas de calesita olímpica a los muchachos del viejo Fénix.
El fútbol mimetizado con la fantasía y las sonrisas del Parque Rodó fue dinámico pero inconexo, sumamente intenso pero a veces enredado, luces que se prenden y otras que se apagan.
Hasta que al filo de la primera mitad, Sandoval le apuntó al arco del Perro Irazún y embocó un zurdazo desde afuera del área al caño izquierdo del golero.
La pelota viboreó en el aire y pasó resbalosa para las redes.
La legendaria rueda gigante crujió con la gritería mágica del gol.
Fue el 1 a 0 que reventó en el aire con la ovación buzona, que a los pies de la Facultad de Ingeniería parecía resumir a una escuadra naranja, entre turbia y dinámica.
Fue el resultado final a pesar de los voluntariosos empujones de Fénix, que nunca logró encontrar el alivio del gol. Necesitaba ganar para meter el giro triunfal. El cordobés Matías Porcari fue constantemente bloqueado y los hombres de arriba, el armenio Guevgueozián y el Patito chico, Federico Aguilera, no encontraron los huecos para desnivelar.
El voltaje se intensificó cuando Bruno aplicó un planchazo frío como un adoquín de hielo y el juez lo mandó a ducharse, enseguida echó al Pecho Sánchez por boquillar y el técnico buzón corrió pesadamente por la platea a seguir gritando desde atrás de los alambres.
Pasada la hora, Álvaro López -estando en el banco de suplentes - también vio la tarjeta roja, e instantes después, el vehemente Aldave se tiró con las dos piernas a cortar juego y todo lo que había. Vaya para afuera, señor.
El empate casi cae en una carrera de Guevgueozián, que tocó la globa abajo y el golero Diego Martínez -de buena faena- salvó el cero en su arco.
Cuando terminó todo, Martínez, el juez, le metió una bocanada de oxígeno al chifle rojo y el cielo gris, encapotado, se descolgó igual que la temible telaraña del tren fantasma.
Fénix se quedó sin la alegría de la vuelta olímpica pero sigue líder en el campeonato. Sud América -que ahora juega mañana martes con La Luz el partido atrasado- sumó los 3 puntos y tuvo el mérito de luchar ácidamente hasta ganar, apretadamente, pero con emocionado sentimiento colectivo.
El ascenso palpita en cada cancha y los corazones amantes del fútbol lo siguen por todos lados. Rueda mágica la guinda, rueda la ilusión del próximo campeón.
Marcelo Tasistro
lunes, 1 de diciembre de 2008
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