domingo, 19 de julio de 2009

No dio licencias

Cerro apabulló a Nacional en el arranque de la Liguilla
Una formación alternativa de Nacional enfrentó al Cerro de los sucesos y sufrió las consecuencias. El dominio del equipo albiceleste fue de principio a fin, apenas matizado por el gol tricolor y un atisbo de remontada, que en los pies de Biscayzacú pudo ver sus frutos. Pero Melo en la hora cerró el tanteador e hizo justicia con el partidazo que jugó su equipo.

Con la tarde gris no daban ganas de mandarse hasta el estadio. Y la cancha del estadio no daba ganas ni de jugar un 25. Pero el fútbol de Cerro pudo con todo: pudo con el frío, pudo aun con el potrero, mal llamado "campo de juego" y, sobre todo, pudo con el flamante campeón uruguayo. Es cierto que licenció a varios titulares indiscutidos, pero es difícil imaginar que algún hincha tricolor esperase tamaña demostración de superioridad del rival de turno.

Acevedo planteó el partido desde el arranque en cancha de Nacional, con toque corto y desmarca para deshilachar la consabida solidez del fondo tricolor. Si bien los primeros minutos fueron cautos en lo que a jugadas de riesgo refiere, lo notable fue el desgaste y la entrega de ambos equipos, unos por jugar y otros por no dejar jugar. Entonces el primer suspiro de gol llegó recién pasado el cuarto de hora, con un tiro esquinado de Suárez que desvió Burián yendo abajo. Y la segunda también fue para Cerro, unos minutos después, y nada menos que con un tiro penal.

Cachorro contra leones
La tremenda atajada del arquero tricolor hizo explotar la Colombes y la sabiduría popular bañó todo centímetro de cemento bajo el axioma “goles errados son goles en contra” o, traducido al partido en cuestión, “ahora Nacional se lo come en dos panes”. Si bien el campeón sacó la cola del fondo, el despegue fue muy tibio y apenas contó en el haber con aquel desborde del Morro García sobre la media hora, que dejó a Biscayzacú de cara al gol, pero Rolero adivinó el amague del goleador y atajó la definición.

El poco juego que propuso Nacional lo regresó al casillero de partida y Cerro de nuevo se adueñó del juego. A los 39 minutos volvió Cerro a generar otra chance mediante un tiro libre desde fuera del área, pero esta vez no hubo ni cachorro ni felino alguno que pudiese con el tremendo zurdazo de Dadomo, que entró como una bola de fuego por el ángulo.

El inicio del complemento fue parejo o, mejor dicho, emparejado por Nacional que, igual que antes, con mucha tibieza consiguió forzar algún córner o tiro libre cercano al área. Mérito también del trabajo del fondo de Cerro, que tuvo a Pablo Melo rayando a niveles inusitados. Sobre el cuarto de hora, con una jugada del Piojo Pérez que combinó caño y centro al segundo palo inició la segunda tormenta cerrense. Si bien Boghossian no pudo conectar el centro con certeza, unos minutos después tuvo su revancha y esta vez no falló.

Entre golear y empatar
Pero lejos de cerrarse el partido, porque el 2-0 no hizo más que agrandar al albiceletse y sumergir al campeón en un rotundo desconcierto. Minutos en los que Cerro humilló a Nacional con sucesivos toques, tacos y cambios de frente, todo celebrado con “oles” que bajaban desde la Amsterdam. A falta de cinco minutos y con Nacional jugando con diez, Cerro aflojó el torno y en una jugada simple entre Blanco y García, el tricolor consiguió descontar.

El murmullo se volvió histeria porque un minuto después Biscayzacú se vio inesperadamente con la hazaña en sus pies, cuando Cabrera saltó mal a rechazar de cabeza y su peinada-pifiada dejó en carrera de gol al Grillo. Los segundos fueron años; los pasos de Grillo, enormes zancadas; y la mano zurda de Rolero, fue la mano de dios cuando finalmente desvió el disparo. Injusto sufrimiento que soportó el hincha villero cuando su equipo debió cerrar mucho antes el asunto, aunque seguro ninguno se arrepentirá de haber esperado hasta el minuto 90 para ver cómo Pablo Melo cacheteó un tiro libre y mandó a dormir la guinda al rincón, y al cachorro Burián tras ella.
Rodrigo Ubilla

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