lunes, 13 de julio de 2009

Uno para todo

Nacional derrotó a Defensor y quedó a un punto de ser Campeón Uruguayo
La impuntualidad castigada por Prudente, el Nacional-Danubio con gresca en Jardines y hasta las discusiones dirigenciales vigentes, podrán quedar condensados en la foto del Nacional 2008-2009. Para eso, a los tricolores les alcanzará con un empate en la final prevista para el próximo miércoles, que los puede consagrar como los mejores de una temporada movida. Todo porque ayer derrotaron a Defensor por 2 a 1 y de atrás, extendiendo la racha que empezaron al salir ilesos de la uruguayísima semifinal que jugaron ante el mismo equipo al que ahora enfrentan en la final. El nuevo triunfo invierte roles. Ahora Defensor está contra las cuerdas, obligado a ganar para evitar la vuelta olímpica ajena. Lo mismo que antes le pasó a Nacional por partida doble. Nacional se mostró superior y otra vez demostró resto anímico, porque dio vuelta el partido con dos goles en siete minutos. El del empate fue de Coates, que llegó cuando ya pasaba la media hora del complemento. El de la victoria, de Biscayzacú. El Grillo secó la pólvora justo ante el equipo que lo vio nacer, por eso se sentó para no gritar un gol que despertó una reacción exactamente inversa en las tribunas tricolores. Empate y victoria llegaron de la mano de presión y buenos pasajes de fútbol. Nacional, parecido a Defensor en un trámite pautado por dosis parejas de fricción, desaciertos y emoción, le agregó prolijidad a la determinación ofensiva y tuvo la suerte de encontrar dos respuestas cercanas en el tiempo cuando el margen empezaba a escasear.

Álvaro Fernández volvió a jugar en el nivel de cuando era un recién llegado. En el primer tiempo fue clave para entrar dribleando por la puerta de Ariosa, aunque la poca participación de Lodeiro y algunos errores de lectura del Morro le impidieron brillar. Cuando la reacción, en cambio, encontró compañía en Matute Morales, algún destello de Lodeiro y las salidas del área de Biscayzacú. Se benefició con la postura del Nacional obligado a adelantarse por la derrota parcial, pero se encargó de que el paso al frente se diera con orden. Lo ayudó la lectura de Pelusso. El DT tomó dos decisiones pesadas: alivianó el medio cuando todavía sonaba el eco del festejo violeta posterior al gol de Pintos, con Matute saltando a la cancha por Arismendi; y dobló la apuesta cambiando hombres y sistema, porque sacó al lateral Matías Rodríguez para poner a Biscayzacú y cerrar la tarde con línea de tres. A Defensor no le faltó tanto. Lo grafica el cabezazo de Pintos que rozó el palo izquierdo de Muñoz a los 48’ del segundo tiempo. El arquero de Nacional, protagonista saliente de la larga serie de partidos entre los rivales de ayer, también podrá contar que a los 28’ del complemento ahogó a Vera para evitar que el violeta se pusiera 2 a 0. Hubiera sido tan inmerecido como irreversible. Eran tiempos de Nasa jugando como en Rampla, aprovechando los espacios del rival que corría de atrás. Ésos y los anteriores, también fueron tiempos de Vera, recibido de principal delantero del equipo desde las semifinales.

Pese a la derrota, el tuerto consiguió plantear un partido de iguales. Borró desde el comienzo la idea del grande posicionado para arrollar. Jugó más pese a tener menos, ya que encaró el partido sin De Souza. Se valió del trabajo generalmente parejo y bueno de Carlos Díaz y de las subidas de Pintos, consolidadas como otro rasgo distintivo del equipo. No perdió por el juez. Si es cierto que a Coates pudieron haberlo expulsado, no es menos cierto que a Curbelo también. Incluso, si Vázquez exageró al mostrarle la roja a Silva en la jugada que dejó a ambos equipos con diez, otro tanto hizo con Medina. También es cierto que, salvo en el segundo tiempo de la segunda semifinal, nunca en los cuatro partidos marcó un predominio sostenido durante un lapso importante del encuentro. Nacional le ganó 8 puntos de 12. Tiene la obligación de llevar la relación a 8 de 15. No le queda otra.
Martín Rodríguez

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