lunes, 14 de septiembre de 2009

Bohemia futbolera

Wanderers ganó con luz e hinchas de Fénix le señalan la puertita al Sr. López
La brillante mañana del Prado iluminó una buena demostración del Wanderers del rosarino Salvador Capitano, quien cambió su decapitanación al menos por una semana de tranquilidad. En choque entre perdedores iniciales, Fénix ha quedado último y es el único equipo que no ha convertido goles en las tres etapas jugadas. El 2-0 fue un marcador parco, que no señala con exactitud la superioridad de un equipo sobre otro.

Es tremendamente fácil saber qué intenta Wanderers cuando entra a disputar un partido. Es dificilísimo saber cuál es la forma de jugar, cuáles son los procedimientos para llegar a la victoria que quiere realizar Fénix.

Cualquier espectador se da cuenta que Capitano exige jugar siempre la pelota con limpieza, por abajo, pide que la pelota circule mucho, que no haya pelotazos inútiles. Incluso, asume riesgos defensivos en aras de cumplir el objetivo de crear fúbol constantemente.

Lo que se le pide a los futbolistas de Fénix es un misterio. Nada queda claro.

Por estas razones tan simples, en esa cancha-billar espectacular que presentó ayer el club del Prado, se vio a los bohemios con ese andar de superioridad permanente. Hubo chance de llegar al gol a los 23' cuando Bigote López culminó con un tiro afuera, a los 25' cuando un centro de Corujo terminó en un cabezazo atajado de Peinado o a los 31' cuando Peinado tuvo el tiro y prefirió un buen pase de gol a López y la defensa cortó.

Fue en la jugada inmediata que llegó la ventaja inicial para los bohemios, con una excelente combinación por derecha, de Matías Corujo con Santiago López, y una definición perfecta de Danilo Peinado.

Cuando Maxi Rodríguez, un botija de 18 años, producto de las juveniles que insinúa mucho, estrelló un remate en el horizontal a los 43´, confirmaba que Wanderers aumentaría en una de las tantas llegadas que producía, siempre con la misma metodología ya señalada.

Luis Ronco López mandó, en los últimos minutos del PT, a Harry Acosta como volante, intercambiando ubicaciones con Danilo Mederos, un juvenil con buenas cualidades. Acosta aportó dinámica, ganas y entrevero, pasando de volante a quedarse en las duchas para que entrara el argentino Luciano Cardinali en el ST.

Al llegar desde el vestuario se notó el empuje de Fénix, ése que dura poco: al parecer el embale que surge de lo verbal en el vestuario, no tiene agarre en la preparación táctica que tiene el equipo. Y llegó otra vez el descontrol, que tuvo como ejemplo un cabezazo de ataque del Chengue que se convirtió en pelota alejada del área wanderista, allá por lo 9' del ST.

Dos cambios rápidos del rosarino mostraron que tiene jugadores en la mano como para acelerar. Salieron dos que jugaban bien y entraron otros dos -el Palomo lacazino y Puerari- que también aportaron buen fútbol.

La expulsión de un defensa central albivioleta para cortar un intento atacante de Peinado complicó del todo las posibilidades de Fénix y en 7 minutos llegó el segundo gol en un contragolpe sin defensa armada.

De ahí en más, Wanderers acumuló oportunidades pero no volvió a convertir eso en goles, mientras el DT Luis López acumuló consejos duros de los hinchas de Fénix (“volvé a la peluquería”, “Andate Ronco”, “sos figurita de la tele”, “tené dignidad y te vas solo”, más alguna con alusiones políticas de actualidad), las que se multiplicaron cuando excluyó al Chengue.

Fénix se fue con la insuficiencia futbolística y el conflicto interno instalado.

La bohemia, ese atributo de vida disipada, ese andar por la vida de una forma que no se ajusta a las convenciones sociales (cambiemos esta expresión por convenciones futbolísticas para que todo ajuste) y no estaremos lejos de advertir que algo de eso, algo de la propia identidad del espíritu bohemio se plasma en ese estilo de juego que propone Salvador Capitano.

Claro que esa actitud que altera la norma, necesita la paciencia del otro, la tolerancia. Y esa virtud no estuvo presente, en momentos de derrota, en ciertas reacciones avejentadas en la interna wanderista, ante lo que se presenta como una buena novedad.
Jorge Burgell

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