martes, 31 de marzo de 2009

Bien de arranque

La primera carrera del campeonato de F1 de este año cumplió con las expectativas de los más optimistas: en Melbourne hubo sobrepasos, y

sobre todo, recambio de ganadores. O sea, todo lo que se buscaba con las más de cincuenta nuevas disposiciones reglamentarias que regulan

el diseño de los coches. Como telespectadores, vimos autos correr más pegaditos (la nueva aerodinamia permite "chupar rueda", como dicen en ciclismo), maniobras fuera de lo común (sorpassos por afuera de una curva, coches viboreando) y, sobre todo, varias incógnitas a nivel de estrategia causadas por la gran variación que hay entre las gomas blandas y las duras que todos están obligados a usar. Como adelantábamos, ganó el equipo Brawn GP, que a pesar de su nombre, no es debutante; de hecho, aprovecha todo el trabajo de investigación y desarrollo que hizo Honda durante 2008, y que, casi inexplicablemente (cosas de las multinacionales) tercerizó cuando estaba por dar resultados palpables. Los Brawn GP anduvieron muy, muy bien, tanto que

le dieron la victoria a un corredor del montón, como el inglés Jenson Button, y a Rubens Barrichello, un veterano que definitivamente está

para otra categoría (se durmió en la largada y tratando de recuperar puestos hizo un desparramo de autos horrible en la primera curva; al

rato volvió a pechar a Raikonnen). Hay reclamos legales sobre el diseño trasero de los coches de este equipo, y, si el fallo los sigue autorizando a mantener sus autos tal cual, a los demás equipos les va a costar imitar ese detalle aerodinámico, porque a partir de ahora están prohibidos los tests privados durante la temporada. En cambio,

lo que sí ha resultado revolucionario e incuestionable reglamentariamente es el sistema de supensión trasera de Red Bull, que fue el auto que mejor le siguió el tren a los punteros. Lamentablemente, el piloto Red Bull mejor ubicado, Vettel, que venía segundo, cerró mal a Kubika -que hacia el final de la carrera era el

más rápido en su BMW -cuando faltaban tres vueltas para terminar, y ambos terminaron afuera. El podio lo completó Lewis Hamilton, que

remontó como un campeón del mundo desde el final de la grilla y que

hizo un uso muy inteligente del KERS (el sistema que agrega potencia extra durante seis segundos por vuelta), apretando el botón en una zona donde los demás no lo esperaban. Las Ferrari, en tanto, no estuvieron tan lejos de la punta, pero sufrieron distintos problemas técnicos. Habrá que ver quiénes repiten en Malasia, una pista bien

distinta a la australiana, que ya está recibiendo a los bólidos que correrán el próximo domingo.

Gabo Rochinotti

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