lunes, 30 de marzo de 2009

Chile picante

Ta que lo parió: la selección de Bielsa ganó de visita en Lima y quedó tercera

Durante la nochecita del domingo todos fuimos Perú. Así nos fue… Sufrimos en cada pelotazo cruzado a las espaldas de Vargas, nos ilusionamos inútilmente cuando Fano descontó y observamos impotentes los contragolpes que fundamentaron la enorme diferencia que la tabla marca entre incaicos y trasandinos. Tras el 3 a 1 definitivo, apagamos la tele con un gusto agridulce porque la indiscutible victoria chilena invadió el recuerdo del éxito celeste del sábado. Tres puntos atrás, habrá que ir a Santiago a correr la liebre: de haberlo sabido antes, me quedaba viendo los policiales de Telesemana, que seguro me hubieran puesto al tanto de una buena colisión entre motocicletas o algún monedero robado.

Para colmo, el partido no quiso esperar para premiar a los chilenos. Todavía pensábamos que eso de que Chile sólo había ganado en Lima una vez en la historia anunciaba una noche auspiciosa, cuando Mark González se fue por la izquierda y mandó el centro que Alexis Sánchez transformó en gol mediante una volea cruzada y baja. Iba un minuto y Chile ya ganaba. El remate a la red empezó a evidenciar cuánto había de ingenuidad al esperar una victoria locataria.

Sánchez me lo recordó cada vez que su equipo aplicó el libreto del pase cruzado a las espaldas de Vargas, el defensor peruano que nunca pudo dar pie con bola. En cambio, dio de las otras en reiteración real. Fauleó con pies y hasta con manos, como cuando ensayó una suerte de llave ante el propio Sánchez, llevando al árbitro Amarilla a sancionar correctamente el penal que Suazo transformó en 2 a 0. La víctima fue la misma cuando, ya en el complemento, el marcador peruano se ganó la roja tras una salida a destiempo.

En el medio, entre el segundo grito chileno y la inferioridad numérica locataria, el acierto del solitario Fano prometió cambiar el partido mediante el descuento de los 33 minutos.

No cumplió. Perú estuvo cerca del empate en los números, pero nunca en el trámite. Otra vez Bielsa & Cía. castigaron nuestra ingenuidad en cada ataque local muerto en las puertas del área, en cada centro cortado sin problemas por el arquero Bravo.

Fueron 36 minutos de esperanzas infundadas. Es que estando 1-2, Perú apenas pudo arrimarse un par de veces. Fano y Ramírez protagonizaron dos avances tibios, más bien fríos en comparación con la impecable combinación que Matías Fernández rubricó con el 3 a 1. Era el gol que el Chile de Bielsa merecía. Nació en una salida rápida de Bravo, pasó por los pies y la generosidad del goleador Suazo. Antes del remate definitivo, tuvo el penúltimo toque en otra entrada por la derecha de Sánchez. El que ya nombré definiendo al primer minuto, forzando un penal y una expulsión. La figura que encarna las fortalezas chilenas, ésas que generan respeto a tres días del partido y tres puntos en la tabla. Las que ayer sufrió Perú. Y eso que cuando juega Perú, juegan tres millones.

Martín Rodríguez

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