miércoles, 11 de marzo de 2009

Pica primero

Con mucha luz y autoridad Biguá se adueño de la primera final de la Liga Uruguaya de Básquetbol venciendo a Sporting por 85 a 72. El tanteador con apenas 13 tantos de diferencia no refleja el contenido del juego en el que los de Villa Biarritz se mostraron muy superiores y los violetas demasiado entreverados y frágiles.

El firme y estelar equipo del argentino Nestor García, quizá potenciado aún más por su épica victoria ante Atenas tomó muchas ofensivas con segundo y hasta tercer tiro, en tanto los perimetrales de Defensor Sporting eran rotados sin éxito dado que no encontraban soluciones.

Tras el salto inicial el partido se transformó en juego muy cortado y de trámite errático en los primeros minutos. Fue muy bueno el inicio – después se vería que todo el partido – de Mauricio Pica Aguiar, que terminó siendo la gran figura del pato.El primer cuarto arroja una lectura inicial de falta de gol de Sporting más allá de las fortalezas defensivas del pato, o de los escasos aciertos defensoristas. El 20 – 11 a favor de Biguá no dice de la cantidad de pelotas que cambiaron en ofensiva, aunque si desprende que estuvo mucho más efectivo el elenco del Che García, corriendo bastante facil la cancha.. Sobre bastantes intentos fallidos en los primeros minutos no era facil determinar quien estaba mejor, pero los actuales campenes después de empezar perdiendo 2 – 0 pasaron 9 – 2 lo que significaba un parcial de 9-0, aunque unos minutos después estaban 9 – 10, lo que quiere decir que Sporting le metió un 7 – 1. Fueron bastante pegaditos hasta el final del primer cuarto hasta que Biguá se descolgó con un par de triples hasta llegar al 20 – 11 con el que se cerró el primer cuarto. Hasta ese momento Defensor Sporting no había acertado ni un solo triple. Una corrida de puntos del Pica con triples incluidos le dieron esa ventaja que fue la base para el resto de todo el primer encuentro Final.

El segundo cuarto arrojó más datos para el análisis y algunas conclusiones: Brian Woodward, el goleador de la Liga solo había aportado dos puntos y ya había sido sustituido, Chris Jakson estaba bastante lento en defensa a pesar de que algún que otro rebote ofensivo cazaba. ¿Y Biguá? Con mucho más acierto en el pienso y en el planteo que en su ejecución final, los del Che apostaron a la mejor defensa posible y goles bastante fáciles ya de sea de LGM – una bestia siempre- o de quien quedara frente al aro. El actual campeón llegó a tomar hasta 16 puntos de ventaja (37 a 21) y ahí Jauri pidio tiempo, se aclaró la mente y con tranquilidad pidió hablar de objetivos. Le pidió a sus jugadores terminar el primer tiempo a 10 puntos y casi lo logró debido a que se fueron al descanso largo 11 puntos abajo (32 – 41). Un solo triple – de Martín Lasarga- en los violetas era la demostración de la escasez ofensiva, y muy buenas penetraciones con gol de Mauricio Pica Aguiar de gran partido, la contraparte de los de Villa Biarritz.

Sin Woodward en la cancha – salió en el segundo cuarto y no volvió más debido a un problema muscular- Sporting procuró achicar diferencias en el segundo tiempo, pero de entrada nomás García Morales clavó un triple como para amansar a las fieras. Otra vez Biguá tomó 17 de distancia (62 a 47) dejando sensación de partido que se cerraba muy prematuramente, pero algunos aciertos de Diego González y el desgaste de Rama siempre en el ringui – ranga, pero llegando al gol permitieron el impensado cierre del tercer cuarto apenas 11 abajo (53 – 64). El lírico juego fusionado no se pudo desarrollar durante toda la noche y si bien Biguá tampoco mostró su máxima expresión colectiva fue mucho más certero y efectivo.

Claro no hubo sorpresas en el último cuarto, Sporting nunca pudo pasar la barrera de los diez puntos de diferencia y Biguá con manejo casi integro del plantel fue estirando y estirando diferencias hasta el final. La receta pasaba por los goles de siempre de LGM, la conducción excelsa y goleadora del Oso, una noche excelente de Mauricio Aguiar, la solidez de cualquiera de los dos pivots extranjeros y el acierto del quinto hombre que estuviera en cancha cuando el Che mandaba jugar con un solo grande. Todo ello alcanzaba – y ayer hasta sobró- para doblegar a Defensor que ayer no tuvo nada del aporte de Rodrígo Riera – la rueda de auxilio después que Woodward pinchara – ni la magia de un juego colectivo liderado por el discretamente genial Diego Castrillon que ayer quedó estresado de tantas preocupaciones de las que se tuvo que ocupar. Jackson es un gran pívot, de los mejores que han pisado nuestras canchas en esta Liga pero demostró que por lo menos por ahora no es determinante por sí mismo.

El clima de la Ciudad Deportiva fue muy cálido y no tuvo grandes características de partido final, el juego demostrado en la cancha avaló este punto, ya que no se asomó al nivel demostrado en la fase previa. Es normal, los nervios de la primera final, sumado a un no querer perder constante lleva a que muchas veces sean más los errores. Leandro García Morales con dolencias en la espalda igual fue clave, pero sin Woodward Sporting no pudo disimular sus falencias ofensivas.

Con seguridad el partido del viernes poco tendrá que ver con el de anoche, porque no es difícil que Biguá vuelva a jugar como anoche, pero si es poco probable que Sporting repita tantos desaciertos individuales y colectivos en un solo juego.


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