domingo, 22 de marzo de 2009

¡Tuertos, Tuertos…!

El coro de los hinchas violetas sonó fuerte el sábado reivindicando su origen en zona farera y no su orgullo por una minusvalía visual, festejando con ganas una victoria 1 a 0 que puede resultar clave en la definición del segundo torneo de la temporada 2008/2009. Los Tuertos ambicionan mantener el título de campeones uruguayos que ostentan.


Ambos equipos venían en punta tanto en la tabla de puntos ganados como en la de puntos perdidos. El partido se quedó en promesas si de buen fútbol se trata. Para quien fue a esperar una victoria de su club, en cambio, el partido fue muy emotivo y muy drástico en sus consecuencias, tanto para los que se llevaron esos tres puntos fundamentales como para quienes vieron defraudados sus deseos nuevamente.


Ribas, sin Bueno y sin Franco, conformó un ataque inexperiente con Ramis y Braian Rodríguez. Había mejores soluciones. Atrás, sin Jonathan Píriz, mandó a Darío al lateral y confió en Ithurralde, justamente un ex defensorista. Hizo bien.

Polilla Da Silva hizo toques inteligentes: uno acostumbrado fue el de pasar a Gaglianone a la zaga al no contar con los suspendidos Curbelo e Ibáñez. Hizo acompañar a Amado con Diego Ferreira quien hizo un partido inobjetable constituyéndose en la mejor figura del encuentro por solidez, vigor y buena entrega. Pero hubo más: llevó a Nasa a zona de ataque para enloquecer en dribblings a una última línea aurinegra que no termina de consolidarse. Y Rodrigo Mora fue enlace por derecha y lo hizo bien mientras Marchant marchó hacia la izquierda y eso también fue bueno.


Tantos ajustados aprestos seguramente confundieron a Ribas y su tropa y en la cancha se vio un dominio continuo y sostenido con muchas más llegadas violetas que aurinegras. Después de un tiro inicial de Pacheco a los 3 minutos que produjo un córner por atajada del seleccionado Martín Silva, el equipo violeta contestó con jugadas de peligro a los 6, 9, 12 14, 15 y 18 minutos, la mayor parte de ellas con papel protagónico a cargo del brasileño.


Peñarol se puso nervioso y tomó amarillas porque Gonzalo De los Santos –ahora vocero del DT- golpeó a Amado y Richard Núñez agarró al movedizo Nasa, mientras que el ayudante técnico de Ribas resultaba expulsado tempranamente.

Ya pasada la mitad del PT, la invasión defensorista continuó: maniobra de Mora por derecha culminó con tiro de izquierda apenas alto (25), la primera llegada al área rival del lateral Pablo Pintos causó pánico (32) y un tiro de Amado desde afuera del área dio en el palo (35). Acciones de Peñarol emparejaron pero sólo para ser el preludio de la ruptura del 0 a 0: Ramis quedó mano a mano con Silva y ganó el golero (36), en la continuación de esa jugada Bajter envió centro entrando al área por derecha y le rozó el pelo a Braian que entraba de frente al arco y luego apareció Pacheco con un buen tiro desde derecha que se perdió cruzado (41).


Y entonces llegó un aporte futbolísticamente heroico de Diego Vera. Anunció que estaba lesionado y que debía salir. Estaba en la mitad del terreno y, mientras su relevo se aprontaba, quedó casi en una pierna y un ataque de su equipo nació por izquierda. Corrió rengueando, a los corcovos, con evidente sufrimiento, y llegó al área aurinegra juntamente con el centro de Ariosa. Se apuró como pudo y, en el borde del área chica, luego de un cabezazo de un compañero, peleó esa pelota perdida y distorsionó el accionar de la defensa de Peñarol permitiendo que su compañero Rodrigo Mora tirara forzado contra el parante izquierdo de Sosa. Fue fundamental en esa conquista a la postre decisiva. Enseguida se retiró de la cancha.


Al comenzar el segundo tiempo, Ribas hizo dos cambios siendo uno de ellos lo que pareció una apresurada inclusión de un botija de 17 años, Gastón Ramírez, violando otra regla que da la experiencia del fútbol, la que dice que un joven debe debutar en determinado proceso cuando el viento está a favor del equipo no cuando está de frente y con mucha fuerza. Ramírez debe tener virtudes, no encontró como demostrarlas. Los cambios modificaron la propuesta. Desde el mediocampo en adelante se ubicaron delante de Gonzalo, Bajter, Omar Pérez y el botija quedando Pacheco en punta con Ramis.


Más adelante, ya faltando 11 minutos el DT hizo entrar un lateral por otro. Incomprensible, aun cuando el que salió pudiera estar lesionado. Si faltando ese escaso tiempo y estando abajo por un gol, ésa no es la hora de arriesgar un poquito y hacer un intento de mayor ofensividad, ¿cuándo será útil hacer eso? Tenía a Petete Correa en el banco y nada de lo dicho tiene que ver con el buen aporte que pudiera hacer Federico Pérez en su estricta posición de lateral izquierdo. Además, en esa modificación, trastocó la conformación de la última línea ya que Ithurralde fue al lateral derecho y Darío a la zaga central. Rarísimo.


El segundo tiempo fue opaquísimo con poco para destacar de ambos lados. En todo caso cabe el elogio para Defensor porque llevó el partido a un punto muerto del que sólo lo sacó un potente tiro de Ariosa contra su propio arco, ya en tiempo de descuento, yéndose apenas afuera.

Después de ese gran susto se adueñó del Centenario el grito de “Otra vez será, otra vez será, carbonero” coreado por los hinchas ganadores. Y entonces terminó el partido y empezó otra fea historia -fatalmente previsible en estos días- en las afueras del Estadio. Jorge Burgell

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