Que los canarios, en su más amplia acepción, la de categorización que representa a un individuo no nacido en Montevideo, tengamos el síndrome de la maldición de Malinche versión Uruguay no justifica que los medios de comunicación, en sus versiones nacionales del tipo prensa, radio , televisión y web, ignoren casi olímpicamente eventos que involucran a buena parte de nuestra comunidad. Las finales del fútbol del interior, igual que sus campeonatos, son casi ignoradas por los sistemas de información y divulgación del país.
"Estamos afuera", dice un montevideano cuando no está en Montevideo. La mayoría de las veces está adentro, dentro del país. Del fútbol de adentro están afuera los circuitos de información nacional.
Imaginen ustedes cuán difícil es explicar un acontecimiento cuasi nacional, que involucra a la mitad del país y que, sin embargo, no tiene repercusión global de país, a pesar de que tiene un público foco de más de la mitad de los habitantes de ese país.
Supongamos que nos damos por satisfechos con que los medios de las comunidades involucradas -en este caso en un partido de fútbol que representa la máxima gloria a que esos deportistas y esas sociedades gozosamente pueblerinas pueden aspirar- den debida cobertura al asunto. Ahí simplemente queda por discutir que el sello de medio de comunicación nacional no es tal, y que bueno, que razonablemente, por razones de mejor servicio, económicas, de oportunidad o de mercado, solamente atiende o profundiza los acontecimientos que afectan a Montevideo o a los ejes de poder.
Claro que ese ensayo de explicación pierde fuerza cuando, por ejemplo, el domingo pasado, las radios, los canales y la mayoría de los diarios no informaron de la final de Copa Nacional de Selecciones entre Minas y Artigas, pero, sin embargo, nos bombardearon con lo sucedido en Buenos Aires entre Boca y River.
En cuanto a divulgación, todo lo que hay por estos tiempos es la fuerte intervención de medios locales, que, como mucho, pueden articular la acotada realidad local o departamental, pero que de ninguna manera pueden zurcir una imagen nacional.
Vida interior
Desde hace muchos años, OFI, la Organización del Fútbol del Interior, entrega, concede o vende sus campeonatos al diario El País. Más allá de las ganancias o pérdidas que pueda dar el negocio, uno podría suponer que la alianza con el diario de mayor circulación potenciaría la información y alimentaría los círculos viciosos o virtuosos por los que circulan las noticias en las radios, las teles y hasta otros diarios en los que el matutino nacionalista marca cancha. Lamentablemente no es así, y el campeonato, con sus enormes fallos, así como la final con 6.000 personas en la tribuna permanecen bastante ninguneados, sin una cosmovisión del torneo y apenas con unos esforzados pero poquísimos caracteres que dan cuenta, con atraso y sin precisión, de resultados, clasificaciones y posiciones.
Es como si fuera una marca, con nombre, historia, prestigio y otros ítems que abonan la fidelización de los potenciales clientes, que está tirada ahí, seguramente llevada de la mejor manera que puedan sus ejecutivos, pero con una administración artesanal y sin muchos desarrollos que impide, aunque más no sea como negocio, su crecimiento.
Este año, para peor, los campeonatos fueron escandalosos.
Quien más, quien menos, quienes hemos tenido vida en Uruguay pero fuera de Montevideo sabemos el color de la camiseta de la selección del pueblo, dónde está el estadio, los nombres de los que están y de los que estaban, y, en algunos casos, la magia que pueden tener esas nochecitas de verano en la cancha.
Ni por Minas ni por Artigas
¿Qué es lo que está pasando? El domingo, en ocasión de la primera final de la Copa Nacional de Selecciones, sólo la diaria se desplazó hasta Minas para dar al evento una cobertura nacional, o, por lo menos, supradepartamental o suprarregional. El lunes, en coincidencia con la emisión de los suplementos deportivos, apenas si El País, que es el patrocinante y coorganizador del torneo, ofreció una crónica de su corresponsal. la diaria le dedicó una página, y su preciada portada, pero eso no debería contar en este análisis, que busca una respuesta al bloque informativo del evento. Tiene más difusión la disputa del Súper Tazón Uruguayo entre cincuenta entusiastas muchachotes que el fútbol del interior.
Mañana a las 20.00 en el Matías González se disputará la segunda de las finales. Artigas, con un equipo totalmente modificado en relación con el pensado para el inicio de las competencias, procurará una victoria que lo lleve a una tercera finalísima. Aquel equipo que en diciembre de 2008 empezó a ganar el Litoral Norte hoy ya no tiene a seis futbolistas, que se fueron a jugar a Brasil, ni a otros tres, que, increíblemente, porque juegan en Salto y comenzó su torneo de clubes no pueden jugar para la tricolor del norte en estas inéditas finales a las que los artiguenses llegaron por primera vez en su rica historia.
Los minuanos, en cambio, con una organización que tercerizó la gestión de la selección, lograron con un fútbol seguro, firme y bastante vertical, avanzar invictos hasta la final -el único partido que perdieron ante San José después fue invalidado y quedó como si no hubiera existido- y lograr una impactante ventaja en goles y en juego en los primeros minutos del juego de ida el domingo pasado. El tema es que después los artiguenses emparejaron en algo y hasta achicaron la ventaja, aunque los goles no pesan en esta definición. Los serranos cuentan la ventaja de que aun empatando serán campeones por segunda vez en su historia, pero no será una instancia fácil.
Será un partidazo, como para estar ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario