En un partido que hizo mucho daño a la vista Cerro fue un poco mejor que Liverpool. Las cosas pudieron ser distintas si Ferrando no le hubiera atajado un penal a Figueroa cuando el partido estaba 0-0. Después Cerro no perdonó y controló el juego, para llevarse tres puntazos ante un rival directo en la pelea por el último boleto a la Liguilla.
Distinto también pudo ser al inicio, porque Pezzolano se mandó un jugadón sorteando rivales con caño incluido, pero al quedar de cara al arco definió mordido y con la de palo.
“Gracias por todo y a dormir”
El partido entró en su etapa más crítica porque ninguno de los dos hizo nada parecido a lo que seguramente habrán entrenado con esmero. Fricción como menú del día e spetto corrido de imprecisiones cuando algún jugador osó jugar la pelota al pie. La cancha del Monumental tampoco ayudó nada, es cierto.
Sobre el cierre del PT Prudente tuvo por bien avispar el asunto al cobrar penal a favor de Liverpool y desató una polémica al cuadrado: ¿hubo falta?; y, ¿fue dentro del área? Nada de eso importó cuando Ferrando desvió magistralmente con el pie el chumbazo de Figueroa, en una muestra óptima de reflejos. Y justo al borde del descanso, un descanso para los ojos: llegó Cabrera con pelota dominada hasta el borde del área y de cucharita dejó sólo a Boghossián, que apretado por el achique de Castro imitó a su compañero y con un sombrero ridiculizó al arquero, para dibujar una mueca de gol en la tribuna local. Entre el primer viento frío del año, que a muchos tomó poco abrigados y un cielo ganado por las nubes, más el espectáculo que ofrecieron los equipos, es de gente sensata concluir que el segundo tiempo pudo por bien evitarse.
Preocupante sobre todo para Liverpool, que con los cambios no consiguió mejorar un ápice su juego y la ausencia del goleador Alfaro se hizo presencia. Peleó por el empate hasta el final, pero entre Pezzolano mal asistido por Tejera, delanteros jugando de espaldas al arco y sin juego por las bandas, nunca consiguió llevar peligro real al arco de Ferrando. Además Cerro acomodó muy bien su juego a las circunstancias y Acevedo leyó con acierto el desenlace. A una defensa que tuvo un trabajo muy regular, agregó con los cambios jugadores con marca y despliegue, pero todo sin resignar el ataque. Porque de hecho fue Cerro quien acarició el segundo gol cuando hilvanó algunos contragolpes que bien pudieron sentenciar el partido mucho antes del pitazo de Prudente.
Rodrigo Ubilla
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