lunes, 20 de abril de 2009

Minas y en abril

En duelo de próceres, anoche Lavalleja pegó primero ante Artigas en una final heroica de la Copa Nacional de Selecciones del Interior
Minas hizo dos goles en diez minutos pero los artiguenses, con un jugador menos desde los 65 minutos, hicieron un partido honesto, muy al frente y con un gol faltando muy poco que descubrió la presencia de 40 o 50 norteños en un estadio mayoritariamente serrano, que se fueron con más ganas para empezar a pensar en la revancha que se jugará el sábado próximo a las 20.00 en el Estadio Matías González. La Copa Nacional de Selecciones del Interior regaló un 2-1 inicial a favor de Minas pero todo sigue abierto.

En tiempos de Play Station III, de Winning Eleven y de no sé cuántos artefactos más que convierten en un vivaz entrenador y hasta manager general de una sociedad anónima deportiva manejando contrataciones de varios millones de euros y llevando y trayendo a un Lampard, un Robinho o hasta La Perla Reyes, todavía te podés cruzar con gurises moquientos que capaz que la hacen carozo con el joystick y te conocen la delantera completa del Blackburn Rovers pero sus ídolos reales son esos hombres macetudos y con vientres incompatibles con las imágenes de ESPN+ que llegan al estadio en sus chivas y se ponen la camisa de la selección del pueblo, dejando el laburo, la novieta o hasta la joda para sentir esa intransferible y única sensación de jugar por sus parientes, sus vecinos, sus coterráneos.

Son esos gurises el germinador de esa maravillosa manifestación sociodeportiva que se vive en las noches de verano (y también en otoño) en los estadios del interior, la que se vivió anoche en el precioso Juan Antonio Lavalleja de Minas, con su magnífica y única tribuna llena de bote a bote, como si hubieran extrapolado una parte de la tribuna del Boca-River que le quitó ayer el sueño a la prensa deportiva uruguaya.

Era en Minas y no en otro lugar donde la gente estaba agotando las entradas en la vigilia de la tarde del partido. Era en Artigas y no en otro lado donde las radios sonaban con excesos de ves labiodentales trayendo las novedades del equipo que por primera vez en su larga y rica historia había llegado a una final del interior.

Así cualquiera
Así cualquiera. muchacho. Con un estadio lleno hasta las manos y al minuto con un pepinacho adentro yo también saco la carta de ciudadanía minuana. Iba apenas un minuto y medio y ya los serranos habían tenido dos chances de gol, y a la tercera, ¡zas! Se elevó el veterano y eficiente goleador Fernando Pachu Rodríguez y saludó a la bandera aunque no por la fecha patria sino para que la globa besara las piolas y el pueblo se le cayera encima a puro grito.
Sólo un minuto. Imaginate que corrieron 10 más y presión, pelota al piso, verticalidad de un equipo envalentonado ante una oncena artiguense que ya empezaba a sentir más frío que el que hacía en Minas. Ánderson da Silva, un brasilerito pícaro y metedor que, impensadamente, terminó viviendo en Minas, dibujó con su zurdita burlona en el área, hizo caer de culo al zaguero que pretendía sacársela y que de pura vergüenza lo levantó en la pata haciéndole un penalote que el Pelo Berrueta cambió por gol con calidad. Después de todo eso nadie se podía llegar a imaginar ese final de corazones apretados y con cierto dramatismo que era imprevisible por el buen juego desarrollado por los locales.

Así juegan, abrasilerados
Dos a cero en diez, aprontate para la goleada. Pero no, los artiguenses te juegan igual en casa o afuera, ganando o perdiendo, con el frío de la distancia o el calor de la casa, y con el ingreso de Ramón Souza por Paniagua, el acomodo de los marcadores laterales y el toquecito bandido y penetrante se hicieron notar. Era medio inadvertido, pero los artiguenses con ese equipo que para nada se parecía al original pensado allá por diciembre, arrimaban y en juego demostraban que podían aspirar a todo al igual que los anfitriones.

A los 35 minutos de la segunda parte y cuando parecía que nunca podría llegar el tanto artiguense, intentado de innúmeras formas, llegó el descuento de los fronterizos con una buena proyección por derecha, el centro preciso de Rony Paz y un cabezazo como de catálogo de Ramón Souza que tuvo como espectador a Zeballos.

La fiesta, incluidos los fuegos artificiales, estuvo allí. El fútbol del interior logra ese qué sé yo.

Rómulo Martínez Chenlo, desde Minas

2 comentarios:

Anónimo dijo...

aun no entiendo como grandes jugadores como los que tenemos en minas no han sido transferidos a la capital o aun al extranjero,minas tiene el mejor nivel de futbol del pais ,mis congratulaciones a nuestros atletas , pastor lopez

Anónimo dijo...

Lo mejor no sería que sean transferidos a la capital, si no poder tener un buen equipo para jugar profesionalmente, como todos los departamentos deberían tenerlo. Si no... seguir así con un fútbol profesional lleno de equipos del departamento más chico del país.
Ya es hora que los minuanos tengan un buen equipo para jugar en Primera División y por que no ser el primer equipo del interior en conseguir ser Campeón del Uruguayo.