Primera escena: Defensor propone y Central espera. Segunda: Coelho erra un penal a los 30’, con el partido empatado. Tercera escena: los violetas gastan todos los cambios y refuerzan el ataque mientras se desvisten en defensa, pero el local no mueve el banco y echa la cola atrás. Cuarta: Central saca un delantero y pone un volante para cuidar el punto. El remate está cantado. Defensor lo ganó a los 38’ del segundo tiempo, tras un córner perfecto del debutante Aleman y un cabezazo fuerte del Chino Navarro. La viola mejora sus liderazgos en la Anual y el Clausura tras un partido cerradísimo, en el que su rival recibió un castigo conocido por los equipos que eligen la avaricia.
Merecer no implica jugar bien ni rendir a un nivel acorde con el habitual. La frase le queda bien al violeta, que fue más que Central pero no alcanzó un desempeño alentador. Sería injusto excluir algunos méritos palermitanos de la lista de motivos por los que Defensor tanto esperó para sacarse el grito de encima. Una parte del libreto, la que refiere a cortar los caminos ajenos y explotar algunas debilidades rivales, fue bien interpretada por el equipo que ayer contó con el debut del DT Carlos Barcos.
El problema del local estuvo en la otra parte, la que describe los procedimientos necesarios para manejar la pelota y ponerla donde al contrario más le duela. Ahí Central falló. A la fatalidad del penal errado por Coelho, se le sumó una liviandad ofensiva enemiga de las buenas subidas de Silva, que se cansó de regalar buscapiés cada vez que le ganó la espalda a Ariosa. Y, más adelante, una falta de osadía evidente. Sus defensas y su arquero capearon el temporal que Defensor desató en los 20’ iniciales de cada tiempo. El primero, marcado a fuego por los problemas que Vila le ocasionó al lateral Martínez, que pudo ser expulsado tras cometer dos faltas cuando ya tenía tarjeta amarilla. El segundo, el del complemento, pautado por el cambio de sistema que Da Silva estrenó ni bien pasó el entretiempo. La variante lo dejó con tres jugadores en Defensa, porque Ariosa salió para que sumara una plaza en ataque, que también pasó a ser triple y contó con los ingresos de Mora, Navarro y el zurdo Aleman. Sin embargo, el aguante locatario quedó en el olvido por culpa de una vocación conservadora que dejó sus manos vacías y la tribuna llena de preguntas: que qué hubiera pasado si Durán entraba antes, si Vonder-Putten hubiera tenido minutos, si el técnico hubiera cerrado la tarde con dos puntas y no con una…
Los interrogantes no son válidos porque Navarro le haya embocado al arco, por más que el resultado les deje más espacio en El Diario del Lunes. Constituyen un ejercicio recomendable, incluso en partidos en que la avaricia no se paga con la derrota, pero sí con un sufrimiento muchas veces provocado por eso de recular y esperar el gasto ajeno. Y si bien una actitud diferente no hubiera puesto a Central a salvo de un centro como el de Aleman y un salto como el de Navarro, probablemente le hubiera provocado padecimientos parecidos al rival que dejó su casa festejando los tres puntos.
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