domingo, 10 de mayo de 2009

¿A dónde ibas?

Mauricio Prieto - Jugador de River Plate


River cortó la racha albiceleste

Partido de arco a arco, que ganó River porque tuvo más suerte y facilidades en ofensiva, pero también más eficiencia en defensa. Cerro atacó con variantes, aunque no fue la mañana de sus delanteros: los que no se lesionaron, fallaron en la definición. Ahora ambos comparten posición y puntaje de cara al desenlace del torneo.

Fue raro ver que River, sin salir estrictamente a defenderse, adoptó una actitud cautelosa y cedió la iniciativa a Cerro para que mostrara sus cartas primero. Y el albiceleste, que viene dulce como yeiro de talud, no esquivó al bulto y se hizo cargo del asunto. Así, algunas trepadas vertiginosas por ambos costados y franeleo entre delanteros y defensas, que rindieron más para tanteos de fuerza que para augurios de peligro. River, genéticamente respondón, no cometió la fatalidad de embicharse en su campo porque a la larga podría pagarlo con gol. Y con Henry Giménez y su zurda afilada, el fondo de Cerro supo temprano que no se trataría de un paseo dominguero por el parque.
Entonces el 11, sobre los 15’, se mandó una trepada por izquierda que incluyó caño y requiebres, sirvió un centro bajo, y antes de que Puppo llegara a definir, un hombre de Cerro cortó el pase con la mano, según la tribuna darsenera. Un minuto después Leandro Silva calzó bien un tiro libre, pero salió muy al medio.
Cerro, confiado en el juego de Cabrera y el momento de Boghossian, trató de llegar en corto para que el longo delantero tuviese otra mañana de goles. Y pudo ser a los 24’, en una jugada rápida y precisa de ataque, pero Dos Santos, muy atento, cortó con los pies el pase de red que intentó el goleador. De los pies de Suárez también nacía fútbol, pero fue de los que más sufrió del intempestivo “¿y ahora qué hago?”, porque desairaba rivales, llegaba a posiciones de peligro pero la decisión final solía ser errónea.

S>Problemas de azotea
P>Sobre la hora del PT dos jugadas importantes. La más clara de gol para River, mérito de otro desborde de Giménez y culpa de una altísima definición de Zambrana, que dejó la pelota picando en algún techo de Jaime Cibils. Y en la recarga Boghossian arrancó un sprint desde el mediocampo eludiendo rivales con destino de arco y tuvo bastante éxito, hasta que, exhausto y cerca del área, cayó lesionado.
Boghossian salió reemplazado por Andrés Rodríguez, que entró en el último minuto del primer tiempo y no volvió para el segundo, por una lesión en la rodilla. Vaquero entró en su lugar y se acopló al juego que le propuso Cabrera, que parado cinco metros atrás de la media luna encontró su lugar en el mundo lanzando habilitaciones. A los 60’ Cerro pudo coronar con un golazo su mejor momento, pero Molina definió feo y arruinó la pintura que habían creado entre Cabrera y Suárez. Y en la recarga nomás pudo ser River, cuando Zambrana saltó a cabecear un centro de Giménez pero nuevamente le salió alto. Los cambios jugaron su papel, porque el siguiente tramo cayó en un impasse donde los arcos quedaron algo olvidados, y comenzó una nueva etapa de estudio mutuo, de cara a un desenlace que pintaba para “mete el gol, gana”.

Tres minutos, un partido
El sacudón llegó a los 76’ cuando un gran desborde por derecha de Puppo derivó en centro al primer palo. Fueron a disputarlo Meloño con Godoy y la suerte jugó con el de River, que consiguió con ayuda de su rival meter la pelota en el arco. Repuso Cerro y una jugada bien rara: Ferrando salió lejos del arco a cortar un avance de Meloño y debió volver raudo cuando el Japo Rodríguez, de primera, le puso la pelota por encima. El arquero manoteó al córner y se llevó puesto el palo. Tardó un minuto en recuperarse del piñazo, pero de poco sirvió su patriada porque a la salida del córner Henry Giménez, sin marca, cabeceó y anotó el segundo.
A falta de diez minutos el partido pareció liquidado, hasta que a los tumbos Cerro llegó al descuento por medio de un penal. Cinco minutos para la hazaña pero entre Cabrera, Caballero y Suárez se repitieron en paredes y moñas anunciadas que hicieron fácil el trabajo del fondo de River. Cuando la jugada pedía centro a la olla, y ni qué hablar la tribuna.
Rodrigo Ubilla

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