lunes, 11 de mayo de 2009

Guardia baja

Es un asunto serio. Cada tanto, de vez en cuando, en algunas etapas más y en otras menos, hay partidos de fútbol que no se juegan por falta de guardia policial. Hablamos de falta de guardias cuando la estructura policial se ha comprometido a cubrir ese servicio.
El fútbol femenino se ve particularmente castigado con esa situación pero no se puede decir que haya discriminación de género, en este caso, por las huestes de Daisy. En concreto, en este fin de semana no se pudieron jugar tres de siete partidos del Torneo Apertura del femifútbol de la AUF (Rampla-Huracán, San Francisco-H Buceo y Fénix-Nacional). Exactamente la misma cantidad de partidos no se jugaron en el Torneo Clasificatorio masculino. Hay una diferencia: fueron tres en 51 (sub 16 de Progreso-Cerro, sub 19 de Bella Vista-Fénix y sub 15 de Cerro-Progreso).
¿De qué situación hablamos? En una cancha -cualquiera- están los dos equipos, la cancha marcada y preparada, los árbitros presentes a la hora señalada, los hinchas -mayoritariamente familiares o amigos de los y las protagonistas. Generalmente faltan dos o un policía. Se espera media hora. Y no se puede jugar por una disposición de las gremiales arbitrales admitida por las autoridades de la AUF, en definitiva, en una disposición amparada por la AUF. Debe ser la única organización en el mundo que boicotea sus propios espectáculos al dejar una válvula abierta para que otros -el Ministerio del Interior, en este caso- hagan fracasar un espectáculo programado. La AUF no es soberana en sus propias programaciones.
Internamente esto se visualiza siempre con mucha preocupación por quienes están directamente implicados -Consejo Ejecutivo Juvenil, Consejo Ejecutivo de Fútbol Femenino- y con mucha indiferencia por las máximas autoridades -Consejo Ejecutivo-.
Y no se trata de culpar a la organización policial sino a un sistema diabólico que, a la hora de los hechos, resulta altamente frustrante y desmoralizador para los deportistas.
JB

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