El líder de todas las tablas derrotó a Racing y ahora piensa en la Libertadores
Ahora sí, a pensar en Boca. Pero recién después de ganar otro partido clave, resuelto de atrás. Defensor despachó a Racing. Ganó 2 a 1 pese a que fue dominado durante la primera media hora y hasta cometió un error que pagó con el gol de Balsas. Tuvo autoridad para concentrar la reacción que gestó con un empate ya merecido antes del final del primer período, cuando el arranque del segundo tiempo lo mostró dispuesto a pasar. Y el mismo Racing, que lo molestó con presión y derrota parcial, quedó expuesto a un 3 a 1 que no se concretó pero rondó el Parque Rodó con la insistencia que le faltó a los de Verzeri para buscar el empate fallido.
El partido regaló patadas, codazos y tribunas a voz en cuello con reclamos ante cada tropezón. También un arbitraje con criterio dual: Vega vio la amarilla cuando al minuto castigó al Teca, pero el volante violeta no fue tratado con el mismo criterio cuando en la primera que se le presentó pegó tan fuerte como el Ruso. Tuvo una patada extra en el tanque. La gastó cuando a los 45’ aportó un machucón más a las piernas del habilidoso Johnatan Blanes. Recién ahí el juez Tabeira lo puso en capilla.
Defensor fue uno mientras la presión rival lo anudó y otro a partir del momento en el que la búsqueda paciente lo recompensó con el empate que le ganó al entretiempo. Vivió su peor momento cuando mejor funcionó el zippeo visitante. El andar compacto del Racing de Verzeri, en el que parecería que Balsas y el zaguero más atrasado estuvieran unidos por una cuerda de no más de 35 metros, ganó derecho a festejo al llegar la media hora. Error grave de Curbelo y Silva y punteo del grandote sobre un arco libre pusieron en ventaja a los de Sayago.
La igualdad fue producto de una jugada de tres tiros. Contreras salvó un mano a mano, el palo negó un cabezazo posterior y Vila arrancó el grito acumulado en el tercer intento en no más 15 segundos. La seguidilla evidenció una novedosa precisión en el manejo de la pelota que se sumó a una virtud preexistente, la de la prevalencia de los cabeceadores violetas en algunos de los centros que recibió la visita.
Lejos de las consideraciones que puedan haber asociado el empate a un golpecito de suerte por eso de ganarle al reloj del primer tiempo, el segundo de Defensor fue una consecuencia esperable. Desde el primer pique de Vila rumbo al arco del río, se notó quién pisaba fuerte y quién trastabillaba. Contreras repitió manotazos ante centros cerrados, sus defensores forzaron tiros de esquina con cierres de los que no dejan margen para lujos y un centro de Marchant encontró eco en la arremetida de De Souza, que a los 16’ del segundo tiempo se sacó las ganas de festejar lo que no pudo 2 minutos antes.
Si el marcador no fue un gol más generoso, fue porque Vila se empecinó con perjudicar la buena imagen que dejó al arrancar el complemento, en dos contragolpes desaprovechados cuando Racing no tenía otra que dejar espacios. Y cuanto más estirado, peor: ofensivamente, repitió centros pasados para Quiñones y Balsas, pese a que el juego por bajo del primer tiempo les había generado dividendos más importantes; defensivamente, sufrió cada vez que De Souza caminó los metros de regalo.
El dueño de casa maquilló los calores del comienzo con la holgura del final, aunque los números desmienten cualquier presunción de casualidad en sus logros. Manda en la Anual, en el Clausura y -largoplacista- hasta en la del Descenso, que acumula dos años de puntaje. Ésa que se lee al revés, aunque leerla desde arriba no esté de más.
Martín Rodríguez
domingo, 10 de mayo de 2009
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